Ir al contenido principal

Volver al futuro: parte J

La gente habla de salir: "Deberíamos salir" "Salgamos" "Nunca salimos". Bueno...Salir es esto (risas)...Lo bueno de salir es que no hace falta irse mucho tiempo. Lo suficiente para tener una sensación que tendrán todos. La sensación es: "Tengo que volver". Después de todo el esfuerzo que requirió poner sus ojetes (el humorista mira al público) donde están ahora, recién están en la mitad de esta pesadilla. Estén donde estén, en algún momento necesitan irse de una puta vez. En el trabajo, quieren irse a casa. Están en casa: "trabajo todo el día, necesito salir" Salen y se hace tarde: "Tengo que volver" "Tengo que levantarme" "Tengo que ir al aeropuerto" "¿Cuándo subimos?" El avión despega: "¿Cuándo aterriza?". El avión aterriza: "¿Cuándo abren la puerta para bajar?" Nadie quiere estar en ningún lado.
Jerry Seinfeld

No debería intentar escribir un carajo, qué se yo, más o menos por unos diez meses. La elección temporal no asegura que pueda existir un regreso, eso es lógico. Yo puedo afirmar que voy a realizar determinada cosa el próximo…sábado – pongamoslé -, pero es posible que llegue el día y no pase nada. El potencial o condicional es un recurso que otorga el lenguaje a quien sabe utilizarlo un poco, pero también puede servir para quienes tienen algo de maldad. Y eso en un estado previo a la llegada del nuevo milenio. Porque ahora funciona mucho mejor la siguiente fórmula: Influencers + fake news. O por ahí eso era hasta ayer. Lo que tenemos hoy es que la noticia poco importa, la opinión mucho menos. Lo que tenemos son publicaciones cortas en todas las redes imaginables – por (fake)news empresarios, que ahora son llamados CEOs – destinadas a perseguir como perros de caza, a quienes ya están convencidos de ciertas “verdades”. Entonces, se vive reforzando – día a día, y eso es un trabajo de hormiga admirable – con la misma vacuna ideológica a más o menos las mismas personas ya convencidas, todos los segundos de la vida. Pero si estamos todos destinados a pasar mucho tiempo confinados…Aclaremos las aguas – que siempre bajan y bajarán – turbias: el confinamiento ya llegó hace rato, todo un palo ¡ya lo ves! ¿Quién no tiene en sus manos el aparatito que invita al confinamiento constante, autoconsciente, tomado por inevitable?. Y sí, ya lo sé, que tengo que seguir mi vida – pero esto es una canción, solo una canción de despedida al mundo como alguna vez (no)lo conocimos – y adaptarme a la del resto, que pasa gran parte en mediación constante con el celular. Lo que sucede es que, después de semanas y semanas y días y horas y minutos de cuarentena, uno engancha la sintonía fina, digamos. Entonces, de qué carajos nos podemos quejar, si es como que pedimos que nos abran la jaula, pero sabiendo que si eso pasa, no vamos a volar demasiado lejos. Y claro que me estarás tratando de contradecir y armando un montón de contra argumentos irrefutables. Sí, a mi también me jode la cuarentena, no estoy diciendo que debería seguir eternamente, tampoco estas líneas quieren de ser vindicativas del encierro. Solo pensaba, sentado en la guardia de la Clínica 25 de mayo, cuánto tiempo estaría uno fuera del lugar donde pasa la cuarentena, si tuviese la oportunidad de salir hoy. Llueve, hace un frío del ojete, tampoco la ciudad te invita a grandes patriadas, tampoco tu vida es un aluvión de emociones por fuera de Whats App, Instagram y Facebook…Mañana se levanta la cuarentena – un supuesto, que sería una noticia falsa de mi parte – y podés hacer lo que se te antoje, una suerte de libre albedrío post pandemia / ant nuevo apocalipsis. Bien, la pregunta es: ¿Cuánto tardarías en volver a acariciar tu celular? ¿Cuánto en volver a estar tirado en la cama viendo la tele, la compu, el celu? Si se realizase un censo mundial…Ahorremos laburo a las grandísimas universidades de todas partes del mundo – del lado donde da el sol, obvio – que destinan partidas increíbles en llevar a cabo ese tipo de estudios, que no sirven más que para cubrir algún agujero noticioso en un medio gráfico – quise poner web, blog, portal o plataforma digital –, en la radio o en la televisión. O para que algún famose lo comparta en su Tweeter. Es más, si te das maña, hasta podés llegar a confeccionar un hermoso meme, de esos que vienen prefabricados con mención a algún capítulo demasiado rayado de los Simpson. Entonces veo que hay gente que llega a la guardia de la clínica, se sienta a esperar con el barbijo puesto, y al instante saca su celular y se queda absorta en la nada. De verdad, la excusa puede ser cualquiera, la que sale más rápido es la del mensaje “urgente”. Siempre, todo mensaje es urgente. Pero escribamos con sinceridad, la mayoría de las veces uno saca el celular por costumbre, para mirar la pantalla, acariciarla un poco, comprobar que fulanito o fulanita está “en línea”, y ampliar alguna foto de portada que llamó la atención, la actualización de un “estado”, solo porque hay un llamativo circulito que inquieta y dispara la ansiedad: ¿Cuál de los cien mil contactos que apenas conozco, acaba de “actualizar” su “estado”, o acaba de subir una “historia”? ¿Será que tal o cual me etiquetó para un sorteo de una agujereadora? En eso pasa el tiempo, un montón de gente, los virus, las pestes y el fin del universo. Entonces levantás la cabeza y es tu turno. ¿Y sabés qué es lo más loco? Que tenés fiebre, te sentís para el orto, pero tenés que llenar una planilla a mano, con la vieja y querida lapicera, y te tienen que “autorizar” el turno desde tu obra social, que te hace llenar otro papel a mano para que se lo lleves a la “sucursal”, para ahí enterarte de que te reintegran el 24% de la “consulta”, y que no tenés más plata ni para comprarte una aspirina, y que te vas a tener que volver caminando a tu casa con 38º de fiebre. Y no jodas, que no es coronavirus, volvé si te duele la garganta y perdés el sabor, porque resulta que encima de todo eso te acusan de inconsciente………A la cama temprano, una sopa, ponete algo en la N roja, que al menos es más accesible que la salud en tu ciudad, mucho más amable y no te hace falta barbijo.
Ahí tendríamos una pausa. En serio, no tengo ganas de escribir. Mejor sería grabar todo en un audio, alguien le podría avisar a Jerry Seinfeld que los mensajes de texto fueron enterrados hace un par de años tecnológicos, que no transcurren como los de los seres humanos. El año tecnológico dura siete días, con suerte. Si la mano no viene bien, dura cuarenta y ocho horas. Este es el año de las videos llamadas, por ejemplo. Dirán que fue culpa de la cuarentena y demás, pero la verdad es que ya se venía usando cada vez con más frecuencia. ¿Que los vivos de Instagram son furor a partir del confinamiento? Ni cerca, ya venían haciendo estragos desde mucho antes. Digo mucho en tiempo tecnológico, que en verdad es un par de semanas. Todo lo que termina por volvernos un poco más acelerados, ansiosos e impacientes. Esa sería la mejor definición del ser humano hoy día. Sumado, tal vez, a que cada segundo nos perfeccionamos en eso de ser más "garcas". Porque la única novedad que va a quedar cuando el virus pase será esta: los garcas cambiaron de equipo. Nada más, la "nueva situación" es igual que la vieja, lo único que mutó es el lugar que ocupa el garca. Si antes sacaba ventaja del resto haciendo x cosa, ahora lo logrará haciendo otra. El que tenía su guita en dólares la pondrá en yenes, el que apostaba por Mc Donalds transferirá a Amazon, y etcétera y etcétera. El mundo seguirá dividido entre ganadores y perdedores, los primeros serán unos cientos, los segundos millones. Y si no me creen los invito a revisar el próximo estudio realizado por la Universidad "y", de cualquier Estado privilegiado del mundo. Dirá en sus papers: el 5% de la población concentra el 90% de las ganancias. ¡Sorprendente novedad! Noticias de ayer, ¡extra! ¡extra!
*********Conclusión: Esto también, ya pasó. Por acá me puse a intentar una conclusión, que ya estaba cocinada hace tiempo. Todavía no se me van las ganas terribles de no escribir. no debería escribir más, mejor pasemos a la música. No soy ricotero, pero como cité, ahí va:


------------------------Humildemente, Juan Scardanelli, desde el barrio Rivadavia de la ciudad de Batán. Saludos y amores, me encuentran por acá: juanmanuelpenino@yahoo.com.ar------------------------Algún día dejaremos de copiar y pegar, y usaremos tijeras y plasticola------------------------------------------------

Comentarios

Entradas más populares de este blog

FALTÓ ALGUIEN QUE EMPUJE (la única vez que vi a mi tío jugar)

  En esta historia, que no me pertenece, hay un comienzo que podría considerarse la verdadera historia. Porque el grado cero es el siguiente: una mañana corriente como cualquiera de las que gastamos sin recordar, recibí una carta. En otros tiempos pasados, esto sería un detalle. Pero hace tantos años que no recibo cartas, que la sociedad no escribe cartas de puño y letra, que el hecho resulta casi fantástico. Hay (des)honrosas   excepciones, como las cartas documento que traen pésimas noticias, y los resúmenes de tarjetas que van por ese mismo lado indeseable de la escritura. Por lo general, tienden al abuso de un registro formal que ya no existe, y ese es quizás su único atributo, ser las depositarias de un registro en extinción, como una suerte de resto de animal prehistórico preservado para las siguientes generaciones. Entonces me tomé el tiempo, el lugar y el contexto necesarios para la lectura de esa pieza única. Como arqueólogo de historias, la lectura es más bien un degustar cad

Mitad

Está lloviendo ahora sobre toda esta ciudad y son las 12:30 pm a lo largo y ancho del Meridiano de Greenwich y yo he crecido entre gente que es joven y gente que no es joven entre autos, papeles bond o bulky, artefactos y escaleras artefactos y clientes. Y avisos de la desesperación o la locura. ( Paradero , de Juan Ramírez Ruiz)   Podría decir que la poesía existe para que me den ganas de tirarme del octavo piso del edificio en el que (no)estoy viviendo ahora. Mejor dicho, en el edificio donde estoy muriendo desde hace rato. Como una banana que se pasa de su madurez, y que empieza a despedir un olor rancio de otros momentos, de otras décadas. Una mala comparación de un mal escritor. Pero créanme, es lo mejor que me sale, esto de sentarme a morirme o escribir. Para el resto de las cuestiones me considero mucho menos que mediocre. A excepción, tal vez, de lavar los platos, una actividad que sintetiza como sinécdoque, porque ese coso vale por todos los cosos que se ensuci

Pozo

*Antes de trabajar en algo nuevo, resulta necesario pararse sobre aquel día en que cambió todo lo que consideraba vida. O rutina, que es una suerte de estancamiento de la vida, un pozo profundo pero lleno de algunas comodidades y sentimientos que pueden llegar a engañar, y que de repente pasen décadas y…alguna tarde, a lo mejor, el cimbronazo y vuelta a empezar con ese proyecto que llamamos vida, a falta de originalidad nominativa. Ojo, que tampoco estoy diciendo que quedarse en el pozo sea algo negativo. Por el contrario, si se encuentra un pozo lo suficientemente profundo y agradable, no hará falta continuar con otro camino, en el camino. A decir verdad – o a mentir lo menos posible- lo que primero descubrí fue que el pozo es pozo, un freno a eso que intentaba encontrar para no arrepentirme mucho tiempo más, porque el arrepentimiento sucede en todo momento, y se expresa siempre en presente. Es presente. Un pozo. Lo segundo que aprendí fue a sacar tanto pronombre cada vez que me meto