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Mostrando las entradas de abril, 2021

Una estela de enfermeras emprenden el regreso a casa

  “Sí, el mundo es un navío en un viaje sin retorno” Moby Dick , Herman Melville   “Poeta agrio, la vida hierve y la ciudad arde” El ombligo de los limbos , Antonin Artaud   Tengo las suficientes marcas en el cuerpo como para querer meterme un tatuaje en el medio de tanta cicatriz. Y confieso que la mayoría de esas huellas no se ven a primera vista, porque son como la pata perdida del Capitán Ahab, un recuerdo que va a seguir insistiendo por leguas y leguas de ese viaje que, parece, tiene un final y que no es para nada agradable… Entonces lo que más se quiere ahora es un breve – pero profundo – distanciamiento social acompañando de un codazo, que devino en saludo cariñoso. ¿Cuándo nos volvimos tan explícit@s? Debe ser que el barrio Rivadavia – que sería algo así como una sinécdoque del mundo y sus espacios – cambió sin que me diera cuenta, como si yo fuese un pollo que se va “haciendo” a fuego lento, y que cuando empieza a reaccionar porque lo están quemando, ya es tarde.

Para siempre

Si te vas a ir, para siempre, no te olvides de ponerte las zapatillas afuera, porque los pisos están limpios. (JMP)   No me gusta ese tipo de angustia que es una fábrica de condenados. A todos nos dejaron de garpe alguna vez, y lo mejor es hacerse la idea de que esa es, más bien, la regla general. La excepción sería tener los pisos sucios. Porque siempre es mejor, cuando alguien te abandona, que por lo menos deje el espacio común lo más limpio posible. ¿Quién en su sano juicio puede tener fuerzas para lavar los pisos, minutos después de que una persona amada se va para siempre? Para siempre, que parece tanto tiempo. En verdad, es todo el tiempo que tenemos como mortales, y hoy en día está cada vez más devaluado, como discurso de – y acá puede poner el personaje que le parezca, un periodista, un político, un líder espiritual, un psicólogo, una historiadora, un historiador, un actor de Hollywood, un mediático, un DT de fútbol masculino, un defensor de los derechos de las marm

Tras los pasos de las bestias

  “Que al cine lo salve su chingada madre” (JMP) El veranito de abril en cualquier parte del mundo viene cargado de restricciones, vacunas que no llegan, contagios, muertes, capitalismo salvaje, sálvese quien pueda, mosquitos insufribles, barbijos mal puestos, trabajadorxs esenciales mal pagos, trabajadorxs no esenciales sin trabajo, bocha de seres humanos viviendo en la calle, desapariciones, incendios de bosques alentados por la mega minería y el agro negocio, avivadas de todo tipo, mucha hambre, precios inalcanzables, metas que no se podrán cumplir, ojeras hasta el piso, violencia, burbujas sociales pinchadas, hospitales abarrotados, empresas periodísticas haciendo lobby por otras empresas para vender su vacuna, una suerte de Wall Street donde todo los días suben y bajan las acciones de cada vacuna mientras se mueren miles de personas, donde la Organización Mundial de la Salud saca un tweet pidiendo por favorcito a las grandes potencias mundiales – que son empresas – que compartan

Cosas que no hay que pedirle a la poesía

    “Mi estilo de vida. ¿cómo lo describiría? Pues nunca diría: estilo de vida” (Fran Lebowitz)   "Don't you understand?, it's not my problem" (Bob Dylan)   "Es la música la que es libre" (Kaori) En la primera imagen que me gustaría recordar de mi, estoy sentado en un banco de la vieja terminal, esquivando las cagadas de paloma y esperando salir con un micro para Miramar, para hacer un trabajo y sumar a la canasta básica familiar, que por entonces estaba tan lejana como hoy. Pero eran fines de los noventa, la realidad estaba híper exagerada, convivían entre sí cosas incompatibles. Era como planear en una burbuja muy mal pintada, a punto de reventar en cualquier momento. Pero quienes estábamos adentro, no queríamos percatarnos de eso, estaba bien como estaba, había que hacer como que las cosas no podían volar para cualquier lado, implosionar y llevarnos puestos a todes. En esa imagen, me releo – me recuerdo – mirando una tele chica, en uno de esos puestos d

Las formas del final

  Final, fin. La ópera termina con un rondó final . Este es el final de aquella ópera. Poco después de aquella aria, que es el final , hallamos escrita en el libreto la palabra fin . De modo que el fin comprende el final, mientras que el final no comprende en ningún caso el fin . Luego, el final es un fin convenido, y el fin un final absoluto. El que finaliza acaba por entonces, es decir, concluye. Yo finalizo mi tarea, la finalizo ahora; pero mil tareas pueden venir después. El que fina concluye para siempre; es decir, acaba . Todos finamos . (Roque Barcia en Sinónimos castellanos)   -           Me voy – Repitió el enfermo. -           ¿Por qué lo crees?- Preguntó Lyóvin para decir algo. -           Porque me voy – Repitió, como si le agradase la expresión -. Este es el fin. (Lev Tolstói en Anna Karenina )   De sillas, de atardeceres extra, de pistolas que acarician nuestros mejores amigos está hecha la muerte (Roberto Bolaño en La universida