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Mostrando las entradas de febrero, 2024

Cuarenta años y un par de días

La vida cotidiana y todos sus puertos, donde parar para ir por algo fuerte para tomar, como cuando una tarde decido quedarme sentado mirando el techo o leyendo o matándome a pajas. Todo eso envuelto en un lenguaje brumoso, casi violento, porque la vida también es ese tipo de accidente brutal. Ir caminando hacia la punta de un precipicio, que después es una suerte de remanso, y que después se transforma en la peor de las pesadillas: ese estado de incomodidad cuando se queda, la pesadilla de la que nadie puede despertar. Lo más doloroso acontece cuando uno empieza a ver a los demás penantes, sufrientes, sin poder hacer nada por advertirlos. Pero de eso se trata una visión poco menos que negativa, fatalista, brutalista. Y no es todo el tiempo eso, digo, la vida cotidiana. En el barrio Rivadavia hay un exceso de confianza en el tiempo, porque da la sensación de que si el domingo ganó Alvarado, todo lo demás puede ir acamodándose. Una cosa funciona más o menos bien, una fiesta salió diverti

Consejos y notas para ser millonario

¿Cómo era eso de que “todo tiempo pasado fue mejor”? Una tarde toca ir volviendo a casa, como casi todas las tardes. Pero algunas se toman mucho más tiempo que las otras, como la distancia que puede transcurrir entre un poema escrito ahora y el que le va a seguir…quién sabe cuándo. Hace tiempo que por este lugar, o mejor dicho no lugar, o mejor dicho mejor escrito no lugar, estoy buscando un digamos camino, sendero, ¿estilo? Horas de experimentación casi siempre fallida, como la mayoría de los experimentos. Lecturas apresuradas y mal interpretadas a orilla de los basurales. Nota1: me encanta sentarme a leer bien cerca de los tachos de basura, sea donde sea, es más, mi biblioteca está íntegramente armada dentro de varios tachos de basura, todos con bolsita verde reciclable amigable, y que de seguro salva al mundo del calentamiento global. Nota2: yo uso bolsas para basura reciclable ergo Leonardo Di Caprio y Greta Thunberg se van a quedar sin motivo de lucha en poco tiempo. Es bueno pens

Lucidez

Estar lúcido es tener cierta claridad en el pensamiento, algo de lógica en los razonamientos, capacidad para quitar los obstáculos y reconocer lugares y caras que solían ser familiares hasta ayer. No extraviarse en ese sendero. Aunque en realidad es una frase que se utiliza mucho para referir el estado de una persona por lo general mayor, que por su edad debería estar desvariando, y con mucha razón. Incluso sería hora de que no estuviera en el plano mortal, porque ya habría alcanzado el tiempo requerido para jubilarse de la vida. No sé bien en qué momento estoy yo, el yo experimental, pero siento que esa frase me queda bastante acertada. Sentirse lúcido también es ser consciente de que hay condiciones de sobra para que esté más que justificado, justamente, el estado contrario. Algo de eso sería: estar encerrado en una habitación de un departamento compartido con otras seis personas, un día de tormenta intensa, con nada de guita y un televisor común que pasa una serie sobre un niño que