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Mostrando las entradas de 2021

Continuidad – oda a la mierda –

  “Cuando el virus se relaje un poco voy a desayunar cada mañana en una mesa de un bar distinto de la ciudad en que me toque vivir. A leer el diario en papel, a ensuciarme las manos de tinta. Me sentaría solo en un café a mirar hacia la calle por la ventana. ¿Cuánto tiempo va a pasar antes de poder hacer algo tan simple? No me gusta el precio que estamos pagando por mantener toda esta mierda a flote” (Pablo Ramos, “El origen de la alegría”) “Esta tarde llueve, como nunca, y no / tengo ganas de vivir, corazón” (César Vallejo, “Heces”)   No me digas que ya no te sale escribir de corrido más de cinco minutos ¿Desde cuándo te secaste de palabras? ¿Será el calentamiento global? ¿Serás un globo pinchado? ¿Picado? Y no quieras poner todo en versos, porque es innecesario. Afuera existen un sinfín de glóbulos orbitando espantosos centros urbanos, que son como la falopa berreta, súper dañinos para el corazón no domesticado. ¿Para qué lo necesitás, lo necesitamos? Al corazón, digo. ¿Para du

Vida Matrix

  Imagino que con la vida pasa algo similar a lo que sucede en la última película de Matrix, la que vendría a ser la cuarta de la saga. Quiero decir, lo mejor se da en la primera parte, después el peso de la memoria, los recuerdos y el envejecimiento, bueno, llevan a que ese inicio estimulante se vaya diluyendo, como pastilla roja pasada por agua. En eso estaba pensando hoy, sentado en esta vereda de siempre, cito: Castelli y Francia, verano, barrio Rivadavia, casi-feliz navidad y postpróspero año nuevo. A esta altura del todo no me queda mucho por pensar, nomás intentar hacer una especie de racconto de lo que fue ayer a la noche, con algunas cosas raras que pasaron y que recién ahora empiezo a decodificar: 1. Me enteré en la fila del cine, de que había que sacar el permiso o certificado o lo que fuera de vacunación, para poder entrar. Ahora que lo pienso habrá sido una advertencia. En caso de haber recibido solo una dosis de vacuna anti covid 19, tal vez tenía el permiso sólo para

Cosas del 2021

  La segunda ola, las vacunas, la violencia policial, el gatillo fácil, las PASO, elecciones:   ganadores que perdieron, perdedores que ganaron, la inflación, los precios congelados, el arreglo con el FMI, el no arreglo con el FMI, la escaloneta, los 70 de Charly cumple, Get Back, un Rolling Stone menos, cine online / cine presencial, las clandestinas / la liberación, la vuelta del público a los espectáculos, las variantes interminables de COVID dejando corto el alfabeto griego, las dosis de refuerzo, la tercera ola, los anti derechos, los anti vacunas, los aduladores de la criptomoneda: “In cripto we trust”, los humedales destruidos, los incendios forestales, el cambio climático, el negacionismo, el saqueo a los pueblos originarios, el negocio inmobiliario: la entrega de los espacios públicos, el regalo a los empresarios del transporte, los regalos a los mismos de siempre, los anarcoliberales y sus raros pei

El viejo año nuevo

  “Kurt observó que en “El Paraíso” el tema de la edad, de la vejez, constituía un estribillo, un refrán de balada que volvía en las conversaciones. Ya Don Boní le había dicho que había cumplido mil años y Carlota Bramundo había rogado, como parte interesada, que no tocaran el asunto. Pero, por otra parte, Silvano lo había acostumbrado a la música del mismo “ritornello” pesaroso “Soy un viejo pecador – repetía -, soy un pecador viejísimo”. Quizás, más allá de cierto límite -pero ¿cuál sería, en verdad, esa frontera? ¿cuándo se la pasaría? – todos tendrían que salmodiar, como santo y seña melancólico, la frase exasperada: “Tengo mil años, tengo más de mil años”. Quizás a él también le llegaría el turno”. ( Invitados en El Paraíso , Manuel Mujica Lainez)   “Ya vas a llegar”, me dijeron una de esas tardes, “ya te va a tocar”, me dijeron otra de estas tardes. La idea es la misma, en todo caso, que la planteada por Mujica Lainez en esa parte de su novela: guarda que la vejez nos llega a

Una foto y la realidad

“Podemos entonces concluir diciendo lo siguiente: en nuestra sociedad que, debemos reconocerlo, se encuentra en la actualidad un poco a la deriva, únicamente la esfera material funciona como referencia de realidad, y como el origen, la finalidad, la extensión y la naturaleza íntima de lo material se nos escapan, tenemos la impresión de haber perdido el sentido del mundo o de que vamos a perderlo o de que ya estábamos perdidos antes del inicio mismo del tiempo y de las cosas” (Juan José Saer, La narración objeto )   No hay mejor manera de terminar la tarde y empezar a escribir, que contemplando una imagen estúpidamente idealizada de… una tarde. Que pude ser cualquier tarde, con cualquier sol en plena decadencia, cayendo sobre uno de esos campos que parecen tan adorables con ese orden cuasi religioso, pero que en realidad esconde varias otras cosas muy turbias, que también conforman el hermoso y caótico complejo que llamamos realidad. Porque además de todo ese aspecto tan benigno de

Algo del festival de cine y sus historias

  Luego del último apocalipsis, después del tercero o cuarto que me toca sobrevivir en casi cuarenta años de vida, es debido volver a creer en las historias, otra vez. Recolectar algunas, descartar otras, pero empezar a renovar ese sendero fundamental, para poder sentir que la vida vuelve a ganarle el partido a la muerte, al menos en sentido figurativo, en el sentido del arte, por caso. Entonces, una buena manera de recuperar algo de eso es volver sobre el cine y sus allegados, y en el formato que sea y como sea. Lo que voy a hacer a continuación es tratar de unir mediante un caprichoso punto de vista, una serie de películas y charlas que pude ver aleatoriamente en el último festival de cine de Mar del Plata, que ya no tiene un lugar sino que es más bien un espacio vaporoso y trasladable a cualquier habitación del mundo. Lo que tengo primero dando vueltas, es una frase de Alex de la Iglesia, que decía más o menos que lo que nosotros nos imaginamos que es el cine no existe, y que lo que

Gracias por la oportunidad

  Estaba pensando en que hoy, tranquilamente, podría haber muerto atropellado en la Ruta Nacional 2, a la altura del barrio 2 de abril, a las 2 de la tarde, cuando 2 camiones pasaron como corriendo una picada, a lo Rápido y furioso 2 , y yo quedé en el medio, a la buena suerte que me quisiera dispensar la tan amable y resentida Santa María de los buenos aires. Quedé como el jamón y el queso entre medio de dos panes, en la bicicleta libre de mayonesa, que se bancó la fuerza de los 2 dinosaurios automotores. Después de eso estuve un tiempo impreciso completamente paralizado, hasta que el susto se fue acomodando en mi cuerpo, se fue adaptando de tal manera que el resto del día se me pasó aprendiendo a olvidar. Más tarde, me dieron ganas de comer todo lo que quisiera y de tomar a gusto, como si no hubiera mañana. En verdad, casi que no hubo mañana para mí, aunque sí para el resto del universo, que continúa su marcha sin mirar a los costados. Afortunadamente, me pude poner a escribir como t

El mismo universo indivisible

  “Salió de su casa y tuvo que atravesar el universo entero para llegar a la esquina, de modo que ahora sabe el esfuerzo que ir hasta la esquina exige, y lo que lo inmediato significa” (La grande, Juan José Saer)   Sentarse en la vereda, una semana más, para comenzar a darnos cuenta de que las mismas cosas no son las mismas cosas, los mismos atardeceres no tienen nada que ver entre sí, que hay que tener muchas ganas de que la gente que vimos hoy se parezca a la gente que veremos mañana, aunque sean las mismas personas. Algo de eso nos puede dar vueltas por la cabeza esta tarde, empinando un genial trago de cerveza, la bebida que aclara la semana, porque nos permite ponernos bien en pedo. Y no me vengan con eso de la moderación, porque si me pongo a tomar cerveza es para alcanzar el estado de ebriedad, que tiene mala fama en los consultorios, pero que es de lo más efectivo contra cualquier dolencia. Sobre todo emocional. Somos como hojitas que se van secando en el universo, me dijo

Ganá dólares sobreviviendo a la lectura

  Pese al miedo aún queda un escribiente haciendo su trabajo   Está solo en un edificio pobre y silencioso No se escuchan automóviles ni voces Pese al miedo él hace su trabajo Pese a la inutilidad, al vacío de la poesía             (Roberto Bolaño, Alrededor de Lacan )   Porque tal vez no tenga ningún sentido sentarse en la misma esquina de siempre a escribir cualquier cosa de siempre, en este contexto que es tan explicable como la tabla del dos, solo un par de funciones que se sobreentienden y que nada tienen que ver con lugares exóticos llenos de sandías voladoras y alienígenas listos para desbordar amor del tercer tipo, nomás el encuentro de las calles A y B elevadas a la segunda potencia, donde los factores C y D se encuentran para pelearse e ignorarse hasta la división final lo que da el resultado F, todo lo que definiría esta historia con la siguiente fórmula: (AxB)2 -(C+D)/F= Este o cualquier acontecimiento, y con esa lectura divina ya estaríamos contando todos los

El gesto de los tiempos

Mientras lo iba siguiendo por la calle, tuve una impresión rarísima que nunca había tenido antes y que, no quiero mentirle, me intranquilizó bastante. Me parecía que caminábamos por la misma calle, en el mismo espacio, pero en tiempos diferentes . (“La grande”, Juan José Saer)   Las últimas tardes en el barrio Rivadavia se pusieron calientes. El verano y su impaciencia hicieron de las suyas y adelantaron los cambios de ropa, más precisamente, el desprendimiento de camperas y pantalones holgados, y qué bien que todo se condice con un futuro más respirable y agradable. Pero perdón que desconfíe. No está en mi naturaleza ser tan entusiasta, y menos hoy que hace tanto calor y la cerveza tiende a calentarse, perder gas muy rápido y volverse intolerable al cuerpo. Porque si bien uno puede pasar distraídamente por cada esquina de Jara, meterse por adentro a mirar las veredas, encontrar alguna plaza con algún arreglo pedorro – gentileza de un intendente al que la gente vota sin que haga ca

Y tal vez tu coche se chocó la otra mañana y te darás cuenta de que Say No More es más importante de lo que creías

  Una vez creí que nada iba a pasarme Una vez pensé que nadie iba a matarme. El tiempo pasó…   Reloj de plastilina Charly García   J se desayunó con una noticia que lo puso de buen humor: Charly García había ganado el premio Gardel de oro la noche anterior. ¿De qué servía ese premio? Para nada ¿Qué impacto podía tener esa novedad en el Barrio Rivadavia? Ninguna. Pero J amaba inexplicablemente a Charly García, y no concebía nada más impresionante en el mundo que escuchar un disco suyo, de principio a fin. Sí, desde el tema 1 hasta el del final, sin mover el orto de donde estuviese, atento solamente a la música y a todo lo demás que pone un artista como García. ¿Qué otra cosa puede ser la felicidad? Pero J quería más, extrañaba tenerlo tocando todos los años en Mar del Plata. Ese día en particular era como año nuevo, la ansiedad atacaba de temprano, había que devorar todos los discos que se pudiese antes del show y empezar temprano la previa, con amigos, aliados. La bebida

La lectura y sus movimientos

  Forma de ficción parasitaria, la traducción es el gran modelo de la práctica borgeana. A diferencia de la “escritura inmediata”, cuyo mecanismo suelen velar   “el olvido”, “la vanidad” y “el prurito de mantener intacta y central una reserva incalculable de sombra”, esta literatura mediata no teme hacer visible las reglas de su propio funcionamiento. En particular una, la más abstracta y, también, la más medular de la poética borgeana: hacer ficción es deportar un material   ya existente de su contexto e injertarlo en un contexto nuevo. La fórmula es simple, económica, de una elegancia casi ajedrecística. Lo incluye prácticamente todo: la política del parasitismo, el elogio de la subordinación, el goce de la lectura y la glosa, la desestabilización de las jerarquías, las clasificaciones y las categorías, la relación entre lo Mismo y lo Otro, la repetición y la diferencia, lo propio y lo ajeno; la idea-fuerza de una literatura que sólo tiene sentido si se mueve, si se desarraiga, si po

La política del pudor

  Si no trasingís y llegás a un arreglo, o lográs una victoria pírrica o te quedás destrozada, hecha una ruina. Te convertís en el eco fantasmagórico de un muro destruido . (Suave es la noche, Francis Scott Fitzgerald)   ¿Qué otro sonido menos audible que el que nació para no ser escuchado? Ese parece ser el mejor tono con el que vamos marchando, cruzando cualquier semáforo, en cualquier esquina del mundo. Esto vale para el lugar que sea. Y acá incluyo, además, el traslado temporal. Porque una esquina de hoy en el barrio Rivadavia, dialoga de manera directa con las esquinas de los barrios porteños que Borges celebraba en un atardecer, o con esos rincones donde se tiraba a pincharse heroína William Burroughs, después de haberle hurtado a algún ebrio unos cuantos dólares, para continuar en esa forma de vivir. Y todos igual de cuidados, susurradores apenas, cultores de la voz baja, unidos por el vicio de la invisibilidad. Nosotros, digo, cruzando calles con la mirada perdida en la rut