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Mostrando las entradas de diciembre, 2021

Continuidad – oda a la mierda –

  “Cuando el virus se relaje un poco voy a desayunar cada mañana en una mesa de un bar distinto de la ciudad en que me toque vivir. A leer el diario en papel, a ensuciarme las manos de tinta. Me sentaría solo en un café a mirar hacia la calle por la ventana. ¿Cuánto tiempo va a pasar antes de poder hacer algo tan simple? No me gusta el precio que estamos pagando por mantener toda esta mierda a flote” (Pablo Ramos, “El origen de la alegría”) “Esta tarde llueve, como nunca, y no / tengo ganas de vivir, corazón” (César Vallejo, “Heces”)   No me digas que ya no te sale escribir de corrido más de cinco minutos ¿Desde cuándo te secaste de palabras? ¿Será el calentamiento global? ¿Serás un globo pinchado? ¿Picado? Y no quieras poner todo en versos, porque es innecesario. Afuera existen un sinfín de glóbulos orbitando espantosos centros urbanos, que son como la falopa berreta, súper dañinos para el corazón no domesticado. ¿Para qué lo necesitás, lo necesitamos? Al corazón, digo. ¿Para du

Vida Matrix

  Imagino que con la vida pasa algo similar a lo que sucede en la última película de Matrix, la que vendría a ser la cuarta de la saga. Quiero decir, lo mejor se da en la primera parte, después el peso de la memoria, los recuerdos y el envejecimiento, bueno, llevan a que ese inicio estimulante se vaya diluyendo, como pastilla roja pasada por agua. En eso estaba pensando hoy, sentado en esta vereda de siempre, cito: Castelli y Francia, verano, barrio Rivadavia, casi-feliz navidad y postpróspero año nuevo. A esta altura del todo no me queda mucho por pensar, nomás intentar hacer una especie de racconto de lo que fue ayer a la noche, con algunas cosas raras que pasaron y que recién ahora empiezo a decodificar: 1. Me enteré en la fila del cine, de que había que sacar el permiso o certificado o lo que fuera de vacunación, para poder entrar. Ahora que lo pienso habrá sido una advertencia. En caso de haber recibido solo una dosis de vacuna anti covid 19, tal vez tenía el permiso sólo para

Cosas del 2021

  La segunda ola, las vacunas, la violencia policial, el gatillo fácil, las PASO, elecciones:   ganadores que perdieron, perdedores que ganaron, la inflación, los precios congelados, el arreglo con el FMI, el no arreglo con el FMI, la escaloneta, los 70 de Charly cumple, Get Back, un Rolling Stone menos, cine online / cine presencial, las clandestinas / la liberación, la vuelta del público a los espectáculos, las variantes interminables de COVID dejando corto el alfabeto griego, las dosis de refuerzo, la tercera ola, los anti derechos, los anti vacunas, los aduladores de la criptomoneda: “In cripto we trust”, los humedales destruidos, los incendios forestales, el cambio climático, el negacionismo, el saqueo a los pueblos originarios, el negocio inmobiliario: la entrega de los espacios públicos, el regalo a los empresarios del transporte, los regalos a los mismos de siempre, los anarcoliberales y sus raros pei

El viejo año nuevo

  “Kurt observó que en “El Paraíso” el tema de la edad, de la vejez, constituía un estribillo, un refrán de balada que volvía en las conversaciones. Ya Don Boní le había dicho que había cumplido mil años y Carlota Bramundo había rogado, como parte interesada, que no tocaran el asunto. Pero, por otra parte, Silvano lo había acostumbrado a la música del mismo “ritornello” pesaroso “Soy un viejo pecador – repetía -, soy un pecador viejísimo”. Quizás, más allá de cierto límite -pero ¿cuál sería, en verdad, esa frontera? ¿cuándo se la pasaría? – todos tendrían que salmodiar, como santo y seña melancólico, la frase exasperada: “Tengo mil años, tengo más de mil años”. Quizás a él también le llegaría el turno”. ( Invitados en El Paraíso , Manuel Mujica Lainez)   “Ya vas a llegar”, me dijeron una de esas tardes, “ya te va a tocar”, me dijeron otra de estas tardes. La idea es la misma, en todo caso, que la planteada por Mujica Lainez en esa parte de su novela: guarda que la vejez nos llega a

Una foto y la realidad

“Podemos entonces concluir diciendo lo siguiente: en nuestra sociedad que, debemos reconocerlo, se encuentra en la actualidad un poco a la deriva, únicamente la esfera material funciona como referencia de realidad, y como el origen, la finalidad, la extensión y la naturaleza íntima de lo material se nos escapan, tenemos la impresión de haber perdido el sentido del mundo o de que vamos a perderlo o de que ya estábamos perdidos antes del inicio mismo del tiempo y de las cosas” (Juan José Saer, La narración objeto )   No hay mejor manera de terminar la tarde y empezar a escribir, que contemplando una imagen estúpidamente idealizada de… una tarde. Que pude ser cualquier tarde, con cualquier sol en plena decadencia, cayendo sobre uno de esos campos que parecen tan adorables con ese orden cuasi religioso, pero que en realidad esconde varias otras cosas muy turbias, que también conforman el hermoso y caótico complejo que llamamos realidad. Porque además de todo ese aspecto tan benigno de