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Corderos en la noche


***ADVERTENCIA: en cursiva o resaltado está el track list de este artículo, ojalá lo disfrutes tanto como yo. La foto es cortesía del gran Wally de barrio Rivadavia...Ya lo sabés:

Argentina es ese lugar donde seguro que su tierra es lo mejor, sus paisajes una verdadera locura, pero el problema de verdad sin solución es su economía. O tal vez somos los propios argentinos el único e intransplantable inconveniente. Un pueblo lleno de equivocaciones históricas, que siempre termina culpando a alguien para terminar perdonándolo y repatriando su cuerpo bien muerto muchos años después, cuando ya no hincha los huevos. Un pueblo que se equivoca todo el tiempo en pasado, y lo admite y se redime en el futuro donde ya no existe ese presente. Quiere decir, pide perdón a las sombras, cuando es al pedo, cuando no sirve para nada. Y a lo mejor todo eso podría ser verdad, pero ahora de vuelta del recital de Las Pelotas pienso que no. Todo eso que escribí al principio y que pensé esa noche bien puede ser un conjunto de enunciados que nos metieron en la cabeza, para que estemos destinados a funcionar siempre mal. ¿Quiénes? Los argentinos, las dos cosas: nos metieron en la cabeza la desilusión constante y funcionan siempre así, mal. Una nación destinada a la grandeza, pero sin la capacidad adecuada. El país de la clase media, sin plan para sostenerla más allá de –casi- una década. La tierra capaz de alimentar al mundo, pero que tiene problemas para darle de comer a más del sesenta por ciento de sus habitantes. ¿Contradicciones? Re-contra adicciones de las que no hacen nada bien. Y en el recital me encuentro con un amigo que me dice que están rajando a todo el mundo en su laburo y que solo va quedando él, atiborrado de pastillas para tratar de no pensar más allá de esta noche. Esta noche, la del recital. Y menos mal que existe la música y que tuvimos el ojete de conseguir entradas, y que tomamos una birra y brindamos por nada, pogueamos por todo, como en los viejos tiempos, como en los nuevos tiempos, como siempre. Hace frío, pero el calor lo ponen los cuerpos formando el ritual sagrado. Y la sangre me hierve y se me pone la piel de gallina con los primeros acordes de Ya no estás, porque es una música que me encuentra siempre, aunque me quiera esconder. Sentir…sentir…sentir…De eso se trata un poco. Y qué bien nos vendría sentirnos un poco más y lograr ablandar los corazones, en medio de esos discursos que distorsionan la realidad para llevarla al tacho de la basura libertícola. Vuelve a estar de moda ser un forro, cagarse en los demás y gastarlo por eso, patear al caído en el piso. Por suerte, esta noche no se toca. Una noche en la que están presentes los espíritus de Luca y el Bocha. Y más que presentes y materializados Germán y su calidez única, abrazando a su público y cantando esas canciones que son nuestras verdades, y Gabi con su bajo y su alma. Esos artistas que dicen todo en el escenario porque ahí lo dejan todo, con un gesto, unos versos, unas músicas. El hechizo completo, los bises del final, y que no se vayan nunca y sigan tocando toda mi vida, toda la vida. Pero para que las cosas sean geniales tienen que durar poco. Por ejemplo, mi última relación amorosa duró una noche. Igual no fue tan genial, no fui tan genial. Muchas sombras…si supieras…Sobre sombras había algo que quería decir, que es una suerte de casualidad y confirmación o insistencia de metáfora. Hace poco leí un libro de Emmanuel Carrere que se titula Yoga, que tiene un apartado en el que cuenta una mala racha, una temporada internado en un psiquiátrico, y hace referencia a esa parte oscura que no puede dejar de aparecer cada cierto tiempo en su vida, y que esa sombra también forma parte de quien es, que si no estuviese ahí no sería él. La sombra sería constitutiva del ser, una parte insustituible, necesaria para completar su identidad. Lo mismo que plantea Murakami en su reciente novela, y que había leído semanas atrás. ¿Coincidencias? Si fuera ombliguista diría que la literatura me está queriendo decir: Dale flaco, aceptate de una vez por todas, sos así y no está tan mal. Como agregado que no tiene mucho que ver con nada, en ese libro de Carrere, él hace alusión a una novela que lee en un momento de sus vivencias, y es nada menos que Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy, libro que leí un mes atrás, casi por casualidad. ¿La literatura y sus mensajes? ¿O será que aprovechamos las mismas ofertas editoriales? Vuelvo a la noche del recital, salida luego de último pogo, continuidad con un gran amigo hacia el bar más cercano, hay hambre. Entrar a una de esas cervecerías, que hace un año explotaba de gente, y ver que ahora sobran sillas, sobran mesas, hay menos personal laburando. Eso, se acerca el día del laburante, la laburante, y la verdad es que no hay nada para festejar. Se intuyen meses difíciles, despidos arbitrarios e invitaciones a retiros voluntarios…¡Hola! ¡qué tal? Muchas gracias y hasta luego, y arreglate como puedas. Entonces la noche es ahora y más vale reventarla todo lo que se pueda. En la tele suenan los Beatles en la terraza. Yo no paro de gritar, desafinando cada verso de Lennon…no me dejes caer…justo en la terraza, únicamente John. McCartney lo mira destrozando el bajo, que suena como si fuera jazzero, muy puro. Yo estoy pleno de música, pero muy consciente de que la terraza se está viniendo abajo, de que los buenos tiempos quedan cada vez más lejos. Argentina, ese país imposible pero que es probable que sobreviva a cualquier desastre universal, porque viene entrenando hace mucho tiempo…América del sur, bien al sur… El país que es como los Beatles en un último concierto, suenan mejor que nunca, parecen felices, pero saben que la cosa no funciona más. Hay que desalojar el lugar y pelear por las regalías, los derechos autorales. ¿Y la deuda, quién la paga?...Pará con la papa, papá… No nos dejemos caer…Después de todo, solo somos víctimas del cielo…que no elegimos, pero que tenemos que defender.

 

*Y el pogo para este final, que me dejó alguna lágrima, en otro tiempo con el único e irrepetible Bocha Sokol:

***********muchas sombras hay acá***********Carrere-Murakami-Sokol***********humildemente, Scardanelli, con el auspicio inclaudicable de Wally******



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