Ir al contenido principal

Los dieciocho mandamientos


“Son tiempos de mendigar, tiempos de robos. Días de cabalgar por donde no cabalga nadie salvo él” (Cormac McCarthy, Meridiano de sangre)

1) Recordarás.

2) Hay un olor fuerte, ahora, como cuando aquella mujer, antes, tiempos distintos unidos por eso, un olor fuerte, intenso.

3) Lo que sigue igual, y que parece que no va a cambiar: Yo. O, mejor dicho, el Yo que dice yo. Incapacidad de salirse de ahí.

4) Y esas experiencias, personas y objetos, que como si fuera magia, puedo cambiar fácilmente, o intercambiar aunque no tenga las ganas suficientes.

5) Si el deseo fuese ley nadie habría superado la infancia. Hay una imposibilidad allí ¿Cómo funciona?

6) Como las tardes con alerta meteorológica color naranja. Se escucha - ¿o se siente? – un viento fuerte, se ve -¿o se huele? - un cielo gris oscuro, todo junto y en un mismo instante. Pero la lluvia nunca llega, como la revolución.

7) Moraleja – porque siempre hay alguna en las historias -: ¿De eso se trata funcionar?

8) Ahora, el olor no se quiere ir. Por más que lo desee o tire desodorante de ambiente o prenda un sahumerio o me tome una botella de vino. ¿Estaré tomando mucho vino? Algo curioso, tanto el desodorante de ambiente como el sahumerio son sabor lavanda.

9) No me gusta la lavanda, nunca nos gustó.

10) Pero tu tranquilo, alguna vez alguien me dijo esa frase, y la verdad que es lo peor que se le puede decir a una persona con furia o ataque nervioso o lo que sea. Son esas frases que mejor guardar en el cajón para sacarlas todas juntas un domingo en el que no se trabaje, ni se salga a la esquina a dar la vuelta por dar la vuelta nomás. Tu tranquilo y te sales a dar una vuelta, a tomar aire, te vas a sentir mejor. El aire no tranquiliza a nadie, porque es algo que nadie sabe cómo se originó, además arrastra partículas, la mayoría de ellas altamente contaminantes. Tomar aire genera mayor intranquilidad.

11) Desearía que respires bien, que no te angustie tanto el futuro, que no vayamos a buscar tanto y tan seguido el pasado.

12) Con el presente no se come.

13) Hay una novela – o varias – de Cormac Mcarthy, en la que unos personajes bastante brutales se mueven en zonas desérticas, uniendo pequeños poblados con su lenguaje de violencia y sangre. Pero no es que lo lleven ellos exclusivamente, como un virus contagioso, porque eso transformaría la novela en una de zombies, como la biblia. No. Todo ese universo narrativo está infectado de aquello, de sus gestos y acciones tan terribles. Frontera de Méjico y Estados Unidos, violencia y crueldad históricas, desde el siglo XIX hasta hoy. De ahí también surge una literatura. En este, su aporte, Cormac cuenta la historia de un juez caprichoso, tan despiadado como inescrupuloso. Algo así también escribió Carlos Gamerro en El sueño del señor juez, pero en otra frontera, la del interior argentino en el siglo XIX. Relatos sobre la arbitrariedad del poder, encarnada en lo que podríamos llamar “fuerzas judiciales” – o “fuerzas del cielo”, para actualizar y politizar la lectura-.

14) Cada época tiene el Dios que se merece.

15) Verbo equivocado. Cambiar merecer por inventar.

16) Barrio Rivadavia, semana de pascuas y despidos aleatorios con escasa justificación. La casa está…siendo rematada al mejor postor. Y a eso se le llama “libertad”.

17) Algún día se va a ir ese olor. No quiero que se vaya ese olor.

18) A pesar de todo, no recordarás.


*y para completar:

*************************Humildemente, Jmnp, el Yo que dice yo********espero no te olvides de mi*********

Comentarios

Entradas más populares de este blog

FALTÓ ALGUIEN QUE EMPUJE (la única vez que vi a mi tío jugar)

  En esta historia, que no me pertenece, hay un comienzo que podría considerarse la verdadera historia. Porque el grado cero es el siguiente: una mañana corriente como cualquiera de las que gastamos sin recordar, recibí una carta. En otros tiempos pasados, esto sería un detalle. Pero hace tantos años que no recibo cartas, que la sociedad no escribe cartas de puño y letra, que el hecho resulta casi fantástico. Hay (des)honrosas   excepciones, como las cartas documento que traen pésimas noticias, y los resúmenes de tarjetas que van por ese mismo lado indeseable de la escritura. Por lo general, tienden al abuso de un registro formal que ya no existe, y ese es quizás su único atributo, ser las depositarias de un registro en extinción, como una suerte de resto de animal prehistórico preservado para las siguientes generaciones. Entonces me tomé el tiempo, el lugar y el contexto necesarios para la lectura de esa pieza única. Como arqueólogo de historias, la lectura es más bien un degustar cad

Mitad

Está lloviendo ahora sobre toda esta ciudad y son las 12:30 pm a lo largo y ancho del Meridiano de Greenwich y yo he crecido entre gente que es joven y gente que no es joven entre autos, papeles bond o bulky, artefactos y escaleras artefactos y clientes. Y avisos de la desesperación o la locura. ( Paradero , de Juan Ramírez Ruiz)   Podría decir que la poesía existe para que me den ganas de tirarme del octavo piso del edificio en el que (no)estoy viviendo ahora. Mejor dicho, en el edificio donde estoy muriendo desde hace rato. Como una banana que se pasa de su madurez, y que empieza a despedir un olor rancio de otros momentos, de otras décadas. Una mala comparación de un mal escritor. Pero créanme, es lo mejor que me sale, esto de sentarme a morirme o escribir. Para el resto de las cuestiones me considero mucho menos que mediocre. A excepción, tal vez, de lavar los platos, una actividad que sintetiza como sinécdoque, porque ese coso vale por todos los cosos que se ensuci

Pozo

*Antes de trabajar en algo nuevo, resulta necesario pararse sobre aquel día en que cambió todo lo que consideraba vida. O rutina, que es una suerte de estancamiento de la vida, un pozo profundo pero lleno de algunas comodidades y sentimientos que pueden llegar a engañar, y que de repente pasen décadas y…alguna tarde, a lo mejor, el cimbronazo y vuelta a empezar con ese proyecto que llamamos vida, a falta de originalidad nominativa. Ojo, que tampoco estoy diciendo que quedarse en el pozo sea algo negativo. Por el contrario, si se encuentra un pozo lo suficientemente profundo y agradable, no hará falta continuar con otro camino, en el camino. A decir verdad – o a mentir lo menos posible- lo que primero descubrí fue que el pozo es pozo, un freno a eso que intentaba encontrar para no arrepentirme mucho tiempo más, porque el arrepentimiento sucede en todo momento, y se expresa siempre en presente. Es presente. Un pozo. Lo segundo que aprendí fue a sacar tanto pronombre cada vez que me meto