Pese al
miedo aún queda un escribiente
haciendo su
trabajo Está solo
en un
edificio pobre y silencioso
No se
escuchan automóviles ni voces
Pese al
miedo él hace su trabajo
Pese a la inutilidad, al vacío de la poesía
(Roberto Bolaño, Alrededor de Lacan)
Porque tal
vez no tenga ningún sentido sentarse en la misma esquina de siempre a escribir
cualquier cosa de siempre, en este contexto que es tan explicable como la tabla
del dos, solo un par de funciones que se sobreentienden y que nada tienen que
ver con lugares exóticos llenos de sandías voladoras y alienígenas listos para
desbordar amor del tercer tipo, nomás el encuentro de las calles A y B elevadas
a la segunda potencia, donde los factores C y D se encuentran para pelearse e
ignorarse hasta la división final lo que da el resultado F, todo lo que definiría
esta historia con la siguiente fórmula: (AxB)2 -(C+D)/F= Este o cualquier
acontecimiento, y con esa lectura divina ya estaríamos contando todos los
cuentos que son el mismo par de cifras pasados de generación en generación,
hasta la llegada de los Metas y sus pantallas y cosas digitales que tienen la
misma función de fondo, entonces todos esos años de supuesta invención y avance
serían nomás la simplificación de lo que ya estaba bastante simplificado, y
cada un@ de nosotr@s ahí adentro siendo recortados / podados hasta no quedar
más que ramas secas de antepasados de hojas secas, una pena en tiempos donde lo
que reina es la primavera y sus intentos por mudarnos la tinta de lugar –al menos-,
entonces sentarse a escribir sin parar sin respirar sin puntos medios sin
puntos finales hasta que no podamos conseguir oxígeno para los ojos porque el
encadenamiento está siempre a punto de revelarnos la gran verdad pero no,
porque todas las verdades son nada más que una simple fórmula que inició todas
las cagadas de las que ahora nos jactamos para dedicarles una mención en el
buscador del Google, un rey sin trono pero lleno de adeptos que lo sirven
gratis y sin que tenga que preocuparse por nada, solo sentarse a esperar que
sea el próximo cíber día para recibir más cariño y reconocimiento a base de
dólares virtuales o retazos de obrer@ en descomposición voluntaria, algo de eso
– les juro - da vueltas hoy por el
barrio Rivadavia en forma de neblina asquerosa una plaga enviada por maleantes
de cuarta que pintaron un cartón en forma de cruz y se nombraron dioses de un
universo que no tienen idea de cómo es o cómo funciona, claro que hay que comer
– querido – y no hay que joder tanto porque qué carajos puede hacer un pobre
pelotudo como vos con esas palabras que valen una verga de moneda virtual que
hace ganarte veinte centavos de dólar por mes si sos capaz de mantener la
computadora al revés como una muestra de supervivencia estúpida o una tomadura
de pelo de alguien que tenía ganas de hacer algo con tanta servidumbre
gratuita, aunque lo mejor – y lo único – que vale algo hoy es ese trago
interminable y cataratoso de cerveza que me zampo en tu nombre en el mío y en
el de todas aquellas venerables personas que todavía hablan de poesía como si
la estuvieran cagando encima, con los pelos púbicos en la lengua y esa forma
enronquecida de quejarse porque una bandada de gaviotas vuelan desparejo y
rompen la mierda de monotonía de este cielo gris del orto, mientras un racimo
de gente pasa apurada por llegar vaya uno a saber dónde y para qué, y que no
tienen idea que un pelotudo les está escribiendo casi sin parar con el objetivo
de que algún día se mueran asfixiad@s al notar que necesitaban un miserable punto
seguido más que al agua, y si dejo alguna pausa es para las personas mayores
porque tampoco soy tan forro a pesar de que algunos días me inspiro bastante y
no te voy a decir que me acerco a las cinco mil palabras diarias que aconseja
el viejo Stephen King(size) pero por lo menos estoy mucho más cerca del verano
en el Colastiné, ese lugar donde me voy a ir a pegar un chapuzón para pensar un
poco en que todo lo que vengo escribiendo ya es pasado sincrónico y que no lo voy
a poder llevar más conmigo porque me pesa como un rinoceronte en celo, todo tan
pesado como las comparaciones innecesarias que tanto me gusta inyectar para
producir el efecto inflacionario porque aguante la emisión peor es quedarse
callado, y a veces es necesario mearse encima mientras se escribe para
demostrar que las funciones básicas dependen de uno y se precipitan si las
dejamos y que nadie -ni nada- tiene la vara para marcar el círculo que encierra
a la locura de lo otro, otro que sería la realidad y que mejor le den por el
culo y la salve su chingada madre como dice Mario Santiago de la poesía que
vista desde el DF es algo así como la realidad tóxica del lenguaje, y que vivan
Zapata y la toxicidad y los camiones tirando humo mientras escribo sin respirar
en esta bendita vereda de Francia y Castelli que me transporta a los suburbios
más irrespirables de Tlatelolco donde todavía se buscan cadáveres de jóvenes
que son masacrados igual que acá y que en cualquier calle del mundo porque es
la carne para la picadora del sistema que nos negamos en romper, porque obvio
que los postres son mejores si se pueden pagar y que basta ya de meter ideas
revolucionarias de otros tiempos me toca a mi servirme el postre no sería justo
que ahora se les ocurra hacerse l@s justicier@s, déjense de joder que lo más
radical que se atreven es votar a libertarios que son fachos mal peinados con
sabor a inodoro de Cavallo pero qué lindo que es el autoengaño como género
literario debe tener millones de adeptos y escribas que lo hacen por youtube,
porque la realidad pasó de moda ya no se usa y puede ser dañina si no genera
los suficientes dividendos, por cierto si te interesa el otro día salí a comer
una pizza a la noche y una persona me pidió por favor una porción porque no
había comido nada en todo el día mientras otra me decía que estaba buscando un
reparo en algún edificio del centro para pasar la noche, igual ¡felicitaciones!
aguantaste sin respirar hasta acá…
Te ganaste
tus veinte centavos de dólar.
******Eso sí, no los podés retirar hasta que escuches la siguiente música que viene al caso:
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