“Mi estilo de vida. ¿cómo lo describiría? Pues nunca diría: estilo de vida” (Fran Lebowitz)
"Don't you understand?, it's not my problem" (Bob Dylan)
"Es la música la que es libre" (Kaori)
En la
primera imagen que me gustaría recordar de mi, estoy sentado en un banco de la
vieja terminal, esquivando las cagadas de paloma y esperando salir con un micro
para Miramar, para hacer un trabajo y sumar a la canasta básica familiar, que
por entonces estaba tan lejana como hoy. Pero eran fines de los noventa, la
realidad estaba híper exagerada, convivían entre sí cosas incompatibles. Era
como planear en una burbuja muy mal pintada, a punto de reventar en cualquier
momento. Pero quienes estábamos adentro, no queríamos percatarnos de eso,
estaba bien como estaba, había que hacer como que las cosas no podían volar
para cualquier lado, implosionar y llevarnos puestos a todes. En esa imagen, me
releo – me recuerdo – mirando una tele chica, en uno de esos puestos de la
vieja terminal. El artefacto electrónico de veinte pulgadas, con alguna cagada
blanca en la pantalla, devolvía una suerte de show. Más específicamente era un
recital. Se veía una cantidad de gente impresionante, cosa que ya resultaba
común en ese tipo de eventos en Capital. Pero como no había internet de manera
masiva, y mucho menos celulares a toda hora y a toda mano, la transmisión
televisiva de un show tenía un impacto importante. El artista era un flaco en
cuero y todo pintado, que se movía como un espectro tirado por piolines, de un
lado al otro del escenario, sin parar. A veces cantaba algo en inglés, a veces
gritaba enardeciendo al público y otras tocaba un teclado, un sintetizador, un
piano. El humo, las luces, la banda acompañando como podía, y un sonido caótico
que envolvía la escena que me sigue teniendo a mi sentado, como un espectador
hundido a cientos de kilómetros de distancia. Me veo totalmente en trance…Esa música me sorprende, porque tiene tantos
sonidos que no los puedo decodificar en el momento. Hay algo de rock, hay
momentos de música clásica un saxo que sugiere jazz,, hay una parte de un tema
de Bob Dylan, están los Beatles allí también. ¡Qué es todo ese sonido mezclado,
creando un nuevo orden desde el caos, invitándome a sumergirme en un viaje
donde la entrada es gratuita, pero la salida…Sale el micro, me tengo de
despertar, salir de ese hechizo. Imposible. Me veo en esa imagen reconociendo
lo que quisiera ser para toda la vida. Me veo buscando una voz desde ese
momento, mezclando registros, experimentando con el lenguaje, como ese flaco lo
hacía con la música. Me veo persiguiendo ese instinto, que está compuesto de
otros instintos, dentro de otros más. Me veo perdiéndome y hundido en el fondo
de un mar que muchas veces – lo sé perfectamente – va a ser oscuro. Me veo
jugándome la vida en un par de versos, porque no concibo otra manera de vivir.
Me veo envuelto en voces ajenas, en busca de una propia que quizá jamás llegue.
En Miramar la cuestión fue peor, la malaria se palpaba con mayor intensidad. Me
veo caminando por el centro en dirección a la costa, leyendo un poema de Mario
Santiago, ese en el que se nombra al Rey Loptitos, una suerte de caudillo popular
mexicano. Me veo buscando la referencia, sin Wikipedia porque no eran tiempos.
Me veo como uno de esos hijos del Rey Loptitos, caminando al borde del abismo,
buscando sexo en todas las esquinas, llevando un cuchillo en la yugular,
cruzando las avenidas sin mirar a los lados, soltando la mano hacia el mar
oscuro, hundiéndome en el sonido que ya no me iría a abandonar.
Después
pasó el tiempo, después pasó lo que pasó. Entonces me quedo con esa escena, en
la que estoy siendo iniciado como poeta, sin saberlo. Es hoy, ya quedé con lo
que tengo, es tarde en el barrio Rivadavia, todavía llueve y hay otra de esas
crisis. Me veo sentado en la esquina de Francia y Castelli. Me veo mojado, con
el mismo poema en la mano, que comienza así: “Nuestra aventura fue esta: / -
otro rayo en las bragas del caos - / Despertar / sumergirnos / como ola la piel
estrellada / en contextos no siempre reales…
Sigo yo a
partir de acá, con mis propias confesiones. Necesito aclarar las cosas con
respecto a la poesía, antes de tirarme al mar oscuro una vez más:
Cosas que no hay que pedirle a la poesía:
- - Algún
tipo de salvación.
- - Saciar
el hambre.
- - Que
funcione como cable a tierra.
- - Dinero.
- - Que
otorgue calma.
- - Que
ofrezca treguas.
- - Que
caliente la cama.
- - Que
sirva de llamador.
- - Que
acompañe el domingo.
- - Dinero.
- - Que
riegue sabiduría.
- - Sexo
desenfrenado.
- - Grandes
satisfacciones.
- - Horribles
decepciones.
- - Claridad.
- - Oscuridad.
- - Grises.
- - Compromisos,
distinción o nobleza.
- - Dinero.
- - Un
cargo público.
- - Felicidad
a raudales.
- - Sufrimiento
indecible.
- - Un
marido.
- - Alivio
en las enfermedades.
- - Inmunización
de la estupidez.
- - Seguridad
absoluta.
- - Grandes
hazañas.
- - Que
funcione como propaganda.
- - Salidas
al cine.
- - Buena
predisposición.
- - Revelación
de trucos.
- - Tres
deseos.
- - Que
te haga más agradable y divertido.
- - Dinero.
- - Amor.
- - Odio.
- - Revelación
de dioses.
- - Encubrimiento
de dioses.
- - Ricos
olores.
- - Grandes
orgasmos.
- - Sonidos
pacíficos.
- - Dinero.
- - Una
buena noche.
- - Horas
de sueño.
- - Paseos
matinales.
- - Vientos
calmos.
- - Buenos
amigos.
- - Perfectos
enemigos.
- - Tragos
de ron.
- - Grandes
banquetes.
- - Rugidos
en el Olimpo.
- - Clarividencia.
- - Lectura
del futuro.
- - Lectura
del pasado.
- - Presente.
- - Tiempo.
- - Dinero.
- - Ganas
de vivir.
- - Placer
en el suicidio.
- - Razones
para algo.
- - Sinsentidos
varios.
- - Grandiosos
desmayos.
- - Tardes
al sol.
- - Noches
estrelladas.
- - Dinero.
- - Ojos
enamorados.
- - Fervientes
odiadores.
- - Salud,
- - y
- - sobre
todo
- - no
hay que pedirle
- - que
sea poesía.
Las listas
sirven para ordenar todo lo que, sabemos muy bien, nunca será ordenado, porque
no es su naturaleza. Me veo terminar de escribir casi mil palabras sin recordar
qué carajos hacía escribiendo en una libreta mojada, bajo la lluvia. Cierto,
ese flaco se mueve como un espectro y genera un caos que es creación riesgosa.
Me gusta, no lo voy a evitar…
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