2026/66

 

Nadie presta atención a esos asesinatos, pero en ellos se esconde el secreto del mundo (R. Bolaño, 2666)


Hay una especie de culpa 

que funciona igual en todas partes,

un pájaro, que vaya uno a saber

cómo se llame, gorjea y se zambulle

a la pileta del mar como si fuera

un personaje de relato de Cheever,

levantar la cabeza cualquier tarde

y ver que, a cierta distancia 

-ni tan corta ni tan larga-,

se ve un océano castigado 

por el viento del este,

y unas torres que podrían ser

Dubai o Miami o Camboriú 

o cualquier círculo del infierno 

del Dante,

italiano o portugués,

barrio Don Bosco o Tijucas

casi -o el mismo- atardecer 

con rasguido de desierto

y un remero buscando arena

en la profundidad de Santa Teresa,

un muelle en el lago,

pescado fresco en la noche,

juntar esas latas para tomar algo

el próximo año, en el bolsillo,

quién sabe;

el sol naciente por ahí 

solo sea Dazai escupiendo sangre 

en un pañuelo blanco,

y todos los que no fuimos 

invitados a la fiesta

-los de menos-

tengamos que pensar 

en que lo mejor

-sea- quizás meditar

con patas en el pasto

hasta que nuestros cuerpos 

se transformen

en el negocio perfecto 


PD: Pero no olvidar nunca

dejar la casa ordenada

y llevar puesto un calzón 

sin agujeros,

nunca se sabe

cuándo y dónde 

puedan aterrizar

los disparos

al aire

de la fuerza aniquiladora 

de tu Humanidad.


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