Lourdes (una sinfonía en cuatro movimientos)

 

DEPARTAMENTO (Lourdes, primer movimiento estático)


Más allá de la felicidad

hay un modo de formar sentimientos,

una ficción de consideraciones,

aparatos a tener en cuenta,

instancias de diálogo con los muertos

- con los vivos muertos –

- con los olvidos –

Poner en eje eso que no sucedió así

pero que sucedió

como atender la caída de los ojos

por un acantilado del sur,

pasar frente al departamento

donde nos conocimos

muy a destiempo,

un día de invierno con lluvia,

sin luna, con niebla,

uno de esos tantos días

en los que no nos vimos más.

 

PRODUCTO (Lourdes en el chino, segunda escena)


A veces los productos nos dicen

que la vida es buena,

que simplemente lo hagas

y que mejor desayunar nescuik,

que todo ese romance

no es más que una propaganda

de otro producto,

que otra vez estamos

como al inicio de los días:

todos productos,

el yo producto,

el hacer producto,

el amar producto,

el Dios producto,

el tiempo producto,

el lenguaje producto,

ir desgranando

hasta que no quede

nada por subordinar,

la muerte producto,

el más allá producto,

el infierno producto,

el paraíso producto,

el inicio junto al final

empezando desde este producto.

 

POÉTICA 2025 (o Lourdes bajo el sol, tercer ensamble)


Ya no hay quien respire

ante esa antena,

¿qué haría si apareciera

Ricky Martin en una fiesta

de fin de ciclo?

¿hacia dónde caminaría

esa dulce mañana bajo el sol,

de un no más buen día, día,

con Minneapolis sonando

a oscuridad del pasado,

los vientos del aserradero

de la esquina de siempre,

todo el tiempo por juntar

para poder pagar la luz

o pedir un Uber

sobre los charcos

de las calles noventosas,

movimientos desparejos,

gatos que se mueren

de confiados nomás

en una cámara 4k,

kilos de una pasta

que te liquida

porque la solución estaba ahí:

dejar que las cosas pasen

sin alterar los significados

¡qué pedante!

¡insoportable!

La reconstrucción

del crimen perfecto,

y de ahí el olvido

hacia el retiro

de la mínima

¡el paraíso del lumpen

en el siglo que ya

no lo sabe nombrar!

¿quién necesita la antena?

¿el disyuntor?

Con la clave del wifi

y unas buenas crocs

se pueden interpretar

la cuadra, la tribu,

y todo lo demás,

a lo mejor,

ni hace falta.

 

LOURDES (el movimiento final, continuado)


La culpa.

La molestia.

Esas cosas que fabricamos para cagarnos la vida,

 

un gesto que olvidamos...

o que recordamos haber olvidado

pero ahora,

 

la sensación de que el tiempo

pasó sin darnos chance,

dejando un rastro,

 

el dolor por no resultar

como en la relectura,

siempre mejores,

 

siempre peores

que el reflejo

de ese espejo empañado,

 

el deseo de ser

lo que no somos,

un asesinato de identidad,

 

el rastro que nunca

quisimos dejar,

lo que quedó del olvido,

 

nunca es lo que se dijo,

nunca del todo,

el fantasma del personaje engranado,

 

una cadena de símbolos

que no dejan respirar,

la soga al cuello de los lunes,

 

las frases que encontramos

para encerrar

lo que duele

 

el imposible de una postal

que indique ese día

brillante que no existió.  



*********con algo así sonando de fondo:

**********************************humildemente, Juan************************haciendo todo para este - otro - mundo*****************
{+
+
+**********esto no es acá*+***********++++++


Lourdes (una sinfonía en cuatro movimientos)

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