- ¿Usted también es escritor? -dice la chica de verde.
- No -le digo.
- ¿A qué se dedica, aparte del diario? -dice.
- A nada. A veces hago algún trabajo para la policía, pero muy esporádicamente -digo yo.
- ¿Qué tipo de trabajo? -dice la chica de verde.
- Seguir a alguien, algún allanamiento. Cosas de nada. -digo yo.
- Apasionante -dice la chica de verde.
- No crea -digo yo-. Me aburro, muchas veces.
- Sí, es verdad -dice la chica de verde, pensativa-. Todo resulta muy aburrido a la larga.
("Cicatrices", Juan José Saer)
-¿Cómo es
eso de que un multimillonario compró una red social del orto por la misma plata
que le debe Argentina al FMI?
-Así como
escuchás. Pero no te sorprendas tanto, cosas de estas pasan todo el tiempo.
Pasa que a lo mejor, acá en el barrio Rivadavia, la pensamos mal. Antes de
pedir prestada tanta guita, podríamos haber ahorrado un poco y nos comprábamos Tik
Tok, ponele. Creo que con eso hubiese sido suficiente. ¿Para qué apostar en
otro tipo de producción que no deja nada en comparación con ese tipo de enredadera social y sus enredados usuarios?
-Parece una
pavada, así como lo decís.
-Lo es, lo
es tal cual. De paso, podríamos cambiarle el nombre al país, de una buena vez.
Porque ya está pasado de moda. Los países tienen que cambiar también las
fronteras. Mirá, internet, las redes sociales, los celulares y etcéteras
transformaron el planeta entero. ¿Estamos de acuerdo? Bien, entonces no podemos
seguir con las mismas estructuras de hace tantos años.
-Bueno,
tampoco parece que hayan cambiado muchas cosas. Por ejemplo, el mercado
capitalista sigue funcionando igual. Todo se rige por la ley de oferta y
demanda. Debajo de la pirámide siguen los recursos naturales. Entonces los
conflictos se siguen sucediendo casi con la misma intensidad. ¿No siguen
habiendo guerras, invasiones, sometimientos de países grandes hacia los más
débiles? Las bombas siguen explotando, los mismos muertos por crueldad, las
víctimas, los familiares luchando contra corriente, y un largo etcétera.
-¿Entonces?
-Que para mí
no cambió un carajo nada. El orden mundial sigue su marcha, más o menos como
siempre. La lógica imperial continúa intacta. Es más, los que la tienen en grande la
concentran cada vez más, y la reparten cada vez menos. Los mecanismos para
quedarse con todo más los vueltos son cada día más originales.
-¿Y dónde
entramos? Digo, nosotros, acá sentados en la esquina de Francia y Garay, en el
culo sur del mundo.
-No
entramos, al parecer, en ningún lado. Estamos hablando desde uno de esos
no-lugares.
-¿Qué
carajos significa?
-Que no está
en nuestras manos cambiar nada.
-No puede
ser tan así. Algo debemos poder hacer.
-Por
supuesto, tomarnos esa cerveza. Y seguir hablando boludeces, que es la
especialidad de la casa. ¿No?
-A veces
pienso que charlar así cambia alguna cosa.
-¿Ya estás
en pedo, qué mierda va a cambiar lo que digamos nosotros?
-Eso,
simplemente decir. Si ponemos nuestras ideas en nuestras propias palabras,
accionamos un cambio.
-Que vale
verga, el país sigue debiendo toda una red social en dólares.
-Puede ser,
a lo mejor no generamos dinero con estas palabras, pero…
-¿Pero?
-Transformamos
un poquito el sentido. Tiramos un cachito la soga de la realidad para este
lado.
-¿Eso de que
la realidad es un espacio en disputa?
-En disputa
de lenguajes, de ideologías, de sentimientos.
-Y que si
nos dejamos joder…
-Estaríamos
entregando el último refugio de la soberanía. Porque en algún momento tenemos
que poder decir nosotros mismos lo que pensamos, con nuestras palabras, con
nuestras experiencias, con nuestros sentimientos.
-De nuevo,
qué ganamos con eso.
-Libertad,
que vas a ver que no aparece en la lista de criptomonedas con buen rendimiento
mensual. Pero que es un valor intangible mucho más grande que cualquier otra
cosa. Solo que el lente ideológico que utilizamos es el del mercado
capitalista.
-¿El mundo
encantado de la mercancía?
-Suena viejo
eso. Pero es algo así. Somos bien conscientes de dónde están las cagadas que
nos mandamos como sociedad. Lo sabemos perfectamente, lo podemos exteriorizar.
Pero…
-¿Pero?
-Nos
empecinamos en volver a cerrar los ojos, y seguimos actuando como si no nos hubiésemos
dado cuenta.
-¿Como
cuando estás en una relación que no va para ningún lado, y te hacés el gil para
seguir como si nada estuviese pasando?
-Algo así.
Se ve que te afectó la última relación que tuviste.
-No, para
nada. Yo afecté a la relación, hasta que un día no estuvo más y me quedé en pelotas.
-¿Cómo un
argentinx a fin de mes?
-Como un
laburante a fin de mes. Sea donde sea que labure.
-Salvo el
multimillonario.
-Salvo ese,
y todos los terratenientes que marchan en tractores de colección. Como si
usaran esos tractores del año cincuenta en los campos de ahora.
-Hipocresía.
-Lindo
nombre. Conozco un montón que lo llevan como si nada.
-¿Estás más
tranquilo Escardanelli?
-Algo, hacía
bastante que no pasaba por el barrio. Está igual.
-Obvio, mirá
si va a cambiar. No sería capaz de hacer algo así, porque no podría sobrevivir
si no lo reconocieras.
-Andá a
cagar.
-De verdad. Este
barrio está hecho por vos y para vos. Cuando te vas, suele desaparecer.
-Andá…
-Y cuando
volvés, se da media vuelta y se sienta acá, en esta esquina.
-Claro, y en
las casas de los gitanos, ¿no?
-También. El
barrio tiene tu mismo brillo de existencia.
-Que es…
-Una real
cagada. Pero real.
-Querés
pintar algo malo como algo bueno.
-No quiero
nada, por hoy. Ya está.
-Preferible
que sea una cagada, pero que tenga existencia propia.
-Exacto,
como un sorete fabricado por uno mismo. Con su propia forma, su propio olor y
su propia composición.
-Misma
mierda.
-Distinto
olor.
-La
diferencia.
-Lo nuestro.
-Lo que nos
queda.
-Seamos la
mierda que seamos, pero seamos nuestra propia mierda.
-Que nadie
nos diga cómo hay que cagar.
-Aunque nos
ofrezcan 44 mil millones de dólares.
-Siempre podemos negociar.
-Andate a
cagar.
-De eso
estaba hablando.
****Y que la semana no te deje sin protestar un poco. Afuera siemrpe es mejor que adentro:
**********************************************************************************************Con humildad y cariño de trabajadora/e, Juan****************¿Qué nos queda?*********Tantos soles, tantos...*************
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