“Todo en
movimiento. Nada estable. Retratos y retratos confundiéndose, revolviéndose,
saltando en pedazos para formar una visión fugaz a cada instante, en un estado
que no era sólido, ni líquido, ni gaseoso, sino el estado en que la vida está
en el mar. El estado luminoso. En las vistas y en el mar” (El señor presidente, Miguel Ángel Asturias).
El otro día
casi logro dar con una certeza, pero al final se me escapó. Esto quiere decir
que ese tipo de cosas desaparecen justo en el momento en el que podrían
materializarse, dificultando el análisis de cualquier situación. Me amparé, por
unos instantes, en la dureza y claridad del discurso científico. Ante la duda,
el lenguaje de la ciencia. Entonces, sigue un después con formato de puntos
suspensivos, y el mismo lenguaje conjugado por un grupo de lunáticos, tira todo
por la borda de lo que parecía ser lógica pura. Y varios sonidos se siguen a
eso, la caravana de Aldosivi festejando por el puerto, los disparos de los que
aprovechan la movida, la noche con sus innumerables habitantes sin casa, sin
auto, sin sueño, sin nada, o con apenas lo básico para durar un día más, y otra
gente que pasa por al lado conectados a la internet de su celular áifon / únifon,
soñando – estos sí – con que la ciudad de Mar del Plata-Batán está exiliada
momentáneamente de Europa, o de Miami, donde siempre gana el peor Republicano y
se vota en contra de expandir derechos humanos, porque muchas veces lo
antihumano viene de lo que se piensa como civilización.
Perdón, creo que estoy utilizando palabras viejas de una sociología que
cambió por completo, que ya dijo lo que tenía para decir, que ya presentó sus
batallas culturas y ahora las perdió todas. Pero no las perdió, en verdad, las
abandonó para tomarse unas vacaciones que se extendieron demasiado, y al volver
dio mucha paja, solamente quedaba adaptarse a lo que fuere que estuviese
pasando en el momento para seguir…eso mismo, durar un día más, entre oleajes
que ya no tienen intensidad ni dirección, que son más como una marea totalmente
desordenada, inconstante, cambiante, y sí, muy traicionera. Y todos, todas,
todes, nadando para salvar el pellejo. Un día más. Hoy. Primavera y casi que
verano, y el clima haciendo lo suyo para recordar que lo del cambio climático
sí que está pasando, pero a quién carajos le importa si las cosas en el chino
están así de caras. ¿Cómo será en Connecticut? Ahí suele haber mucho progre,
porque se está al norte del norte, y las universidades están sobradas, viven
haciendo estudios socio-culturales para darle a los portales informativos
alguna que otra nota de color. De Revolución ya nadie habla. ¿Para qué? De
seguro, el día después de semejante hecho, las cosas cambian pero para un lado
que no se sospechaba, y al otro día otro tanto, hasta que en una determinada
foto, ya nadie sabe qué carajos se estaba haciendo, qué ideal se estaba siguiendo,
quién se hacía cargo de qué cosa…Y entonces que vuelva el reino impersonal del
mercado, con sus santos pintados en verde dólar, la iglesia pagana del Ciber Monday y las vírgenes disfrazadas de conejitas de
Playboy, porque todo lo que hace unos días estaba mal, hoy no importa tanto.
Camino de noche por el barrio Rivadavia, los quiosquitos funcionan a full,
porque hay líneas rojas que no se pueden cruzar, se necesita de terrorismo y
narcotráfico para poder vivir. El diario La Capital – que en verdad es de Mar
del Plata, pero como se mira tanto a Buenos Aires, bueno, le quedó ese nombre –
muestra en los policiales una noticia llamativa, en la que se informa que por
un operativo policial se desbarató una banda de un narco al que se le derribó
la casa, y en la foto se ve una casilla en medio de un barrio alejado del
centro-Dios, siendo tumbado por una topadora. Entonces ya no se sabe bien qué
cosa pensar, porque no puedo creer que un narco pueda vivir de esa manera tan
precaria, o será que la crisis económica lo alcanzó también, y ahora parece que
le tengo que tener hasta un poco de lástima, y si lo veo por el barrio le tiro
un par de billetes…¡Ojo! No voy a pedir nada a cambio. Me señalan por evadir
cuestiones, cuando en verdad la política que impera en todas las naciones
occidentales es, justamente, esa. Evadir. Donde sea y como sea. Blanqueos,
paraísos fiscales, contadores, contadoras, haciendo lo que pensaron que no
harían más desde salita de jardín: dibujar. Y que paguen los giles, y que
vuelva Cambalache para confirmar lo
que ya suena a historia insoportablemente gastada. Pero es así, no por mucho
gastarse las cosas dejan de suceder. Suceden y se siguen gastando porque se regeneran.
Aunque algunas cosas cambien, y haya adelantos tecnológicos, novedades de
semana, a mí me sigue sonando todo a noticias de ayer ¡Extra, extra! Porque
todavía estamos esperando el domingo a que jueguen los equipo de fútbol
masculino de siempre, a que un argentino corra en la fórmula 1, a que un
presidente norteamericano nos visite con muchos dólares en los bolsillos, a que
nos devuelvan las Malvinas, a que se junten Los Piojos y Oasis –y si les queda
tiempo, también Los Redonditos de Ricota -, a que Yuyito González se enamore
del presidente, a que Mar del Plata la gobierne alguien de La Capital – ya sea
el dueño del diario o un porteño -, a que sea verano para poder empezar a
darnos cuenta que no va a alcanzar para zafar el año entero, porque las ventas
cayeron con respecto al mismo mes del año pasado, y para la próxima temporada
se espera que las cosas empeoren un poquito más porque las playas están cada
vez más detonadas y no se puede alquilar ni un metro cuadrado porque te lo
ponen más caro que Montecarlo, ¿y qué pasa con la fiesta de los pescadores? Ya
voy llegando al final del recorrido, que creo que no es más que un repaso por
todo lo que ya viene pasando por mi cuerpo hace mucho mucho tiempo. Repetir,
tirarse al mar, nadar para salvarse, aferrados siempre al salvavidas. Eso sí,
por suerte, estos son tiempos donde no hace falta darle tu lugar a las mujeres
y a los niños primero. Salvate vos, que lo demás no importa nada. Un día más.
*Y en la nota no pude evitar nombrar la banda de los odiosos, y siempre peleados o por pelearse, hermanos Gallagher, que tenían una música que me gustaba mucho:
**********humildemente, Juan Scardanelli*************bailen si quieren bailar, está todo bien**********
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