Soledad argentina

 


Soledad argentina

- Con Kerouac, para Kerouac –

 

Sigo siendo un extranjero

pateando por las calles del Rivadavia…

Con esos amigos meados por la vida,

dos amantes que aprendieron a odiarme

y la censura de siempre del amor romántico,

que es como un mar verde

lleno de iluminaciones arquetípicas

y falsas como palabras de Buda.

De mi cama quedó un colchón

que es un aljibe sin correa,

y la hierba sagrada que es un paraguayo

prensado y cagado por colifas.

Sí que el polvo y la mierda

de los autos de Jara siguen ahí

y que los masturbadores

no paran de coger con las almohadas…

De gárgolas ni noticia,

lo que hay son estatuas de milicos

asesinos todos,

sin importar el siglo

o si hacen la cama todas las mañanas.

Ahora la agenda está en un teléfono

que nunca uso para llamar a nadie,

y cada contacto es un recuerdo

de alguien que dijo que vivió

en alguna esquina,

pero vaya a saber usted

cuando la mañana del fin

de mi iluminación

quedó tan lejos en el tiempo,

como el único amigo que tuve

en serio,

que un día me pidió prestado algo

y nunca lo volví a ver

porque para eso están los amigos,

aunque sí me dejó una mayonesa

y medio tarro de miel,

que suelo usar para lavarme el pelo,

en el baño que sigue pegado

al del chiflado que discute con las moscas

y que a media noche tira

lo que tiene a mano

por la ventana que da al balcón…

-           - No tengo más sed, sólo me emborracho

-          - Camino sin los pies

-          - La máscara no miente más

-          - No me acuerdo si lloro

-          - Los recuerdos me mienten siempre

-          “Si escribo la escritura está hecha”

No quiero a la muerte, pero está ahí,

nunca se termina, como la vida,

la espera fue al pedo

y no me queda dónde ir,

ojalá pudiera dormir una noche,

todas las películas son baratas

en línea, en serie, en demanda,

no te puedo decir lo que voy a hacer

en el último hotel,

vos nada,

te seguí hasta este punto,

porque ese era tu camino

y porque no me cago en el comunismo

ni me meo en la democracia,

pero qué lindo era eso que decías

de explorar las almas y las ciudades

y el estar iluminados todo el tiempo

hasta ser como una roca

y después polvo,

para que Ginsberg y Dylan

nos dediquen un par de versos

y una canción,

eso basta, ¿verdad?

 

 

*Posdata

No te conté,

el otro día me apuntaron

con un arma en la sien

y no pensé en la muerte,

porque las armas no ayudan

a ese tipo de reflexión,

sino que nomás

intenté acordarme

si me quedaba algo en la heladera,

porque era tarde

y no sabía a qué hora iba a llegar,

pero seguro sería con hambre,

mucha hambre,

como de montaña seca,

un apetito definitivo,

a vida o muerte,

- muerte-

ahí sí que reaccioné

me moví a un costado,

caí al piso

con un estruendo,

tal vez el hambre

o las ganas

de aguantar el viento,

era tarde

¿te dije?



****El poema es una suerte de versión de poemas de Jack Kerouac y es como pasar una coche con él. Se supone que lo ideal sería leer todo con la siguiente música de fondo:

**********Desde el barrio Rivadavia, hoy domingo de otoño y se hizo tarde*********Humildemente, Juan************Estoy por sacar, finalmente, mi primer libro de poesía, quien tenga ganas me escribe por acá y se lo hago llegar: juanmanuelpenino@yahoo.com.ar*********ITTADAKIMASU*****


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