No los voy a defraudar

 De frases célebres estamos hechos, además de falsas promesas y vínculos complicados. Por eso la necesidad de poner algo de eso en un título, esperando generar algún recuerdo, alguna reacción química. Reacción muy diferente a la de simplemente leer algo, ver pasar las palabras como si no tuviesen más que un solo carril. Pero claro, resulta que estos signos tan extraños están cargados de sentido, que pueden variar infinitamente de persona a persona. Y así se construye uno la realidad, totalmente atravesada por emociones, sensaciones, ideologías y películas clase B, que alguna vez generaron frases y movimientos esclarecedores. Hoy tal vez no sea así. Porque de tanto ver estos signos replicados en diferentes formatos, que duran lo que un estornudo, bueno, no deben tener la misma capacidad de influir en el tiempo. Ahora, las frases se multiplican, y de tanto retweet, repost y etcéteras, se agotan antes de quedar en el inconciente colectivo. Por eso también hay tantas dando vuelta, por eso los principales actores se animan a decir cualquier cosa, porque son – al menos en parte – concientes de que ante la cantidad de palabras y opiniones que andan dando vuelta, la de ellos será sólo una más, a lo mejor destinada a ser célebre por unos famosísimos quince segundos…dos, tres…quince. Ya nos olvidamos de lo que dije en la oración anterior, hay muchos mensajes y audios de Whats App, entonces “vaciar todo” “refresh” y vuelta a empezar, desde el principio, otra vez. Pero la memoria se defiende como puede, y algunas cosas no pasan tan desapercibidas. Sin embargo, ya nada tiene la consistencia del ayer, nunca la tendrá. Por eso puedo rezar un rosario de frases noventosas, dosmilosas, que todavía se alojan en algún recoveco de mi memoria. Después todo es más confuso, menos preciso, más caótico. Con la información pasa otro tanto. La cantidad, la pérdida de jerarquización y la ensalada total imperan en el espacio social por excelencia, dominado por las redes sociales. Ojo que no estoy estableciendo un juicio moral, tendrá su costado positivo. Siempre alguien se beneficia con estas cosas, por eso siguen apareciendo gurúes que saben dónde se debe poner la bala para seguir explotando al ojo. Ojo, eso no cambia, habrá explotadores y explotados para toda la vida.( *Aclaración: toda la vida se agota en lo que dure mi vida). Y las vidas duran menos, no me digan que no. Se pasan más rápidos los minutos frente a las pantallas que contemplando cualquier otra cosa. Hagan la prueba, en sus casas, sin ir más lejos. Agarren el celular, por ejemplo, paseen por alguna red social y calculen el tiempo. Luego, miren por la ventana la misma cantidad de minutos. ¿Lo notan? Lean la siguiente frase: lean la siguiente frase: y así. Ya pasó, no nos dimos cuenta. ¿Cuál era esa frase del principio? ¿Cuál era la promesa que nunca se cumplió? No importa, las promesas hay que hacerlas, se van a encargar ellas solas de incumplirse. El motivo es simple, es literario. Para que la historia / el argumento avance es necesario que suceda algo trascendente. Muy pocas cosas son mejores que las promesas que no se cumplen, porque los vínculos ahí cambian para siempre. Y si vuelven a reconstruirse ya nunca serán los mismos, como en el principio. Luego nos resta recordar el principio, pero ahora súper idealizado. Con eso podemos seguir hacia algún lugar, que será la próxima historia, una relectura del pasado que nos parece tan perfecto, tan bien acabado. Y volvemos a caer en la tentación, pero con el tiempo cambiado. Ese es el desperfecto de la vida, que es insalvable. Condenados a seguir cargando lo que el pasado nos aconseja cargar, que es medio caprichoso y – la mayoría de las veces – doloroso. ¿Es posible empezar de cero? Puede ser uno de los mejores efectos de estos tiempos. Esa misma cantidad sin jerarquizar de frases y noticias que se degluten en un segundo, nos pueden ayudar a no sentir el peso del pasado, o a sentirlo menos. Un consuelo, en un contexto tan liviano como difícil de procesar. 

 

En una de esas, sí, los defraudo. No. No pienso hacer como ese ex presidente ex presidiario. No me voy a sacar las patillas y cambiar el poncho rojo Federal por una camisa hawaiana comprada en Miami. Nada de maridajes noventosos como la pizza y el champagne. Lo que sí, y acá cito al revés a otro ex lamentable ex presidente, qué bueno es no darles buenas noticias. Si mal no recuerdo, el dólar era moneda nacional y popular, valía lo que un peso. Después – cito a otro de esos lamentables – pasaron cosas, muchísimas cosas. Helicóptero mediante y durante, quien depositó dólares tendrá dólares, lo que nunca se aclaró era cuántos, dónde y cuándo retirarlos. Pero las gentes aprendemos a los golpes, y para eso estuvo la bonaerense y la gendarmería, y las frases empezaron a parecerse mucho sin importar el color del partido político a cargo. Ahí defraudo, porque me dejo enviciar por el discurso anti político, y no debería. En serio, el esfuerzo es construir con la democracia, porque – una frase más amable – con la democracia se come y se educa, y porque además no hay que olvidar nunca nunca que la patria es el otro. Y mucho mejor si soy inclusivo, como me pidiera un gran amigue un muy lindo día de libertad: la patria es el otre. ¿Que si estoy siendo sarcástico? ¿Que si soy zurdo, anarquista, kirchnerista, maoísta, leninista? Sí, soy todo eso y mucho más también, y no soy. En verdad, soy lo que ustedes quieran interpretar de mí. Por ahí, si tienen tiempo y repasan esta especie de nota/reflexión puedan encontrar algo más, una idea extraña. Espero que sea así, caso contrario me pueden poner bajo la lupa de sus ideologías, de sus emociones y juzgarme según su parecer, como hiciera Dante en su Divina Comedia. A lo mejor, si tienen el suficiente talento, los acabo de inspirar para realizar la próxima gran obra del siglo XXI. Eso sí, en agradecimiento, por favor, no me manden al círculo de los traidores, no soy tan malo. Me conformo con el castillo sin sol, en el medio del limbo, la tierra de los nadie, nada, nunca.

Espero que les haya quedado alguna frase en la memoria, y que si vale la pena, la recuerden mañana, cuando estén por comenzar la nueva historia del día.

 

**********la siguiente música puede ayudar en el largo camino de la relectura, que es la lectura, como dijera...

**************************Humildemente, en vivo y en directo desde un patio de una de esas casas peronistas del Barrio Rivadavia, república de Batán*****************************Aclaración 2: la foto del inicio de esta nota es un fragmento de Proust, de su inmortal En busca del tiempo perdido, la primera novela: por el camino de Swann************


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