Reflexiones berretas, trozos de ficción, ensayos bonsai , trampas de lectura y escenas robadas, realizados por el Yo que dice yo: Juan Mnp, habitante del barrio Rivadavia / Don Bosco nacido en los ochenta. Tomate unos minutos y sumergite en alguno de estos textos. Contacto juanmamnuelpenino@yahoo.com.ar
y Fidel nos
hablaba desde las escalinatas de la UBA,
y el Che se
nos pegaba en las carpetas
con esa
mirada filosa
de quien no
piensa transar sus ideales,
pero
pasaron esas noches de mierda
y transás…
Nos podría
echar la culpa
pero no cuento
con tu consentimiento,
una vez
pensamos que éramos casi felices
y salimos a
caminar por Jara
y había
demasiada gente
durmiendo
en la calle,
entonces
solamente pude
tirarme en
la cama
a escuchar Dos minutos
y a tener
esos deseos
autodestructivos
que solemos
tener todos
los pueblos
y que
sabemos utilizar muy mal,
me di
vuelta por un tiempo,
abandoné la
jerarquía,
no nos vimos
en el cuadro,
se restauró
el mismo problema,
paulatinamente,
la
revolución cayó en el museo,
alguien
inventó la manera
de
empobrecernos
mucho más
rápido
y con
nuestra aprobación,
apareció un
faro oscuro
con un
soplo más salvaje,
derramando
sangre primitiva,
y sentí que
lo mejor
era
acariciarnos en una tarde de calor,
dos cuerpos
sudados,
incómodos,
pero
juntos,
fatales,
frágiles,
revolucionarios,
invencibles…
¿De
esperar?
Sí,
tal vez,
un sueño
efímero
con la
sensación
de que esos
años,
con sus condenadas
noches,
todavía se
leen
en un mismo
cuadro,
o que por
lo menos
me tienen
algo de piedad.
*****La pintura es de Rembrandt, se llama algo así como La novia judía, y no queda claro si son una pareja en posición extraña, o un familiar cercano a la novia que le regala un collar o la ayuda a arreglarse el vestido a la novia, o por ahí otra cosa más retorcida.
*******El tema de Dos minutos que se sugiere es este, que es un cover de Perales:
*********Humildemente, Juan****************cuando lo de la libertad sonaba bien porque era revolución anticapitalista**********
Voy a
escribir una esperanza que, por cierto, nunca solicité. Realidad. Lunes. Estado
tipo escritura de fax ¿Qué no saben lo que significa? A lo mejor sea hora de
volver a la comunicación más antigua que recordemos. Sí, ya sé que andamos
flojos de memoria. Totalmente de acuerdo. Eso de que empieza un nuevo infierno.
Ojo, tiene la excitación de la novedad. Emocionante. Como cualquiera de mis
relaciones que no resultaron. Resultados. La crueldad de la matemática cuando
se te pone ortiva. Nunca fui bueno para despejar la “x”. Con la “y” tampoco
resultó mejor. Despejar cosas no es fácil. Habría que intentar mirar mejor. Ya
sé, es tarde. Ayer casi que ni dormí. Es que tuve un sueño:
…Un tipo
que se levanta cualquier mañana, se pone un pantalón rajado en la entrepierna,
va hasta el baño a lavarse la cara, descubre unas ojeras prominentes, se lava
los dientes con una rodaja de limón, no se puede afeitar porque está como
metido en la novela de Orwell 1984,
una pantalla lo llama a que se ponga en forma, hora de tragar la mierda
necesaria para seguir metido de lleno en ese Sistema que sabe muy bien lo va a
desmoronar para la hora de la cena, se alimenta con lo que le quedó del último
cumpleaños, se va a trabajar de cualquier cosa porque todo lo que hay para hacer
es una simple postura de mamífero amaestrado, ignora a los árboles que son las
cosas más sinceras que tiene para toda la vida, le da la espalda al mar, tal
vez porque no quiere mostrarle su cara de fracaso con la Historia, se encierra
entre algunas paredes, le mira el culo a un par de personas con las que
desearía tener sexo a cada minuto, reprime el impulso de fumarse el tercer
atado del día, toma unas diez tasas de café antes del fernet de la tarde, mira
el resumen de los goles del partido que se haya jugado, se siente a gusto con
las noticias que le dicen que nada bueno pasa en el mundo, caga un rato largo
en lo que es el momento más feliz de su vida, y se acuesta a dormir aunque sabe
que no va a pegar un ojo en toda la noche, porque lo inquieta algo, eso de que
alguien lo está soñando y tiene la impunidad de meterse con lo más vergonzante
de su vida, toda su vida…
Luego me
terminé de despertar. No descansé, quise decir. Un viento del demonio golpeó en
la ventana. Es la única cosa por la que pasa un poco de sol. Sol devaluado.
Todo se devalúa. Es la nueva ley del condado. Sálvese el que pueda o tenga
ganas. Yo, insisto, no descansé bien. Los que comieron holgadamente anoche hoy
van a festejar. Me invitaron. Me quedo al lado de la ventana. Un poco de sol.
Yo como un cactus. Destinado a la resistencia. Con poco sentido. Mucho mate
cocido, claro. No me puedo despegar de la cerveza. Realidad. Un grito de
esperanza que no pedí:
…Fuerza
compañeros que mañana será un día especial, hay que seguir planeando la vuelta
del líder sin saber para nada cómo vamos a hacer para que las cosas de una vez
y para siempre funcionen bien, porque para que las cosas funcionen bien habría
que saber qué cosas y cómo sería que funcionen bien, para quién sería la
pregunta, para quiénes y con qué objetivo, pero nunca importa, porque lo
trascendental es llegar al poder, primero lo primero y después las cosas se
pueden acomodar mientras el bote sale a flote, pero parece que nunca es así y
que los que reman siempre tienen que remar, como mucho les cambia un poquito la
dirección del viento, porque ya nacieron con la vestimenta que les tocó, nada
ni nadie les va a dar la oportunidad de tirar los remos y ponerse al frente del
bote a dar órdenes, indicar cuál es el camino directo, porque claro que hay
siempre una vanguardia intelectual que te dice dónde la cagaste mientras
estabas cagado, porque no hay vuelta con eso siempre es culpa de los mismos, los
que están sequitos se dedican a señalar y a jugar de indignados, porque es
fácil tener la razón en Puerto Madero, eso que somos un bendito país Federal,
con una diversidad que tendría que ser nuestra fortaleza y no lo que es hoy,
una cualidad que le da vergüenza a la totalidad de los diputados que cagan en
los baños del Congreso, siempre limpios y al servicio de los mejores culos del
federalismo nacional…
Una mañana
especial. De feriado. De cambalache. Algunos dicen que las cosas están patas
para arriba. Otros que saldremos con las patas para adelante. Yo me imagino
saliendo sin las patas. Calculo que algún libro me va a ayudar. Espero no
morirme tan pronto. Me imagino soportando bastante la crueldad. Pero un día te
cansás.Siempre llega ese día. El
momento de tirar la toalla. Justo como dicen los boxeadores. Rendirse. La
bandera blanca. La pipa de la paz. Todos símbolos de la derrota. Exiliarse un
rato en la Isla Martín García. O en esa otra donde lo tenían cercado a
Napoleón. Lo bueno es que ya no nos matan tanto. Se ve que nos necesitan para
alguna noche solitaria. Como si asistieran a un zoológico... Ese de ahí es un
poeta del barrio Rivadavia. Espécimen extraño. En vías de extinción. Un pesado
total. No tiene fuerzas ni para escribir de corrido. Parece un fax ¿Te acordás
del fax? No tanto. Debe haber alguno por acá. Seguro. Entre la jaula del poeta
y la del árbol. ¿Qué era un árbol? Parecido al poeta ¿En serio? Pero claro
¿Servía para? Daba oxígeno gratis ¡Una aberración! Imaginate. Semejante
negocio. ¡Y lo regalaban!
*El garabato de la foto es de Roberto Bolaño.
*Mientras
dure el enlace, no hay cosa más linda para ver y escuchar en la semana:
son las
12:30 pm a lo largo y ancho del Meridiano de Greenwich
y yo he
crecido entre gente que es joven y gente que no es joven
entre autos,
papeles bond o bulky,
artefactos y
escaleras
artefactos y
clientes. Y avisos de la desesperación o la locura.
(Paradero, de Juan Ramírez Ruiz)
Podría
decir que la poesía existe para que me den ganas de tirarme del octavo piso del
edificio en el que (no)estoy viviendo ahora. Mejor dicho, en el edificio donde
estoy muriendo desde hace rato. Como una banana que se pasa de su madurez, y
que empieza a despedir un olor rancio de otros momentos, de otras décadas. Una
mala comparación de un mal escritor. Pero créanme, es lo mejor que me sale,
esto de sentarme a morirme o escribir. Para el resto de las cuestiones me considero
mucho menos que mediocre. A excepción, tal vez, de lavar los platos, una
actividad que sintetiza como sinécdoque, porque ese coso vale por todos los
cosos que se ensucian en la cocina. Paso a explicarme, cuando digo voy a lavar
los platos, incluyo todo lo que se utilizó para la comida, por ejemplo
cuchillos, tenedores, cucharas, vasos, fuentes, etcétera. Se entendió. En esto
radica el principal dilema con mi escritura, lo de si se entiende o no. No
tengo una respuesta que me conforme, porque por un lado si se entiende todo
siento que no tiene motivo la escritura. Caso contrario, si no se entendió un
carajo, bueno, para qué haberlo hecho entonces. Y con eso llega la vida y todas
sus cosas, sus cuartos de hora, sus ensaladas, sus malos hábitos, su
capitalismo de turno, sus revoluciones soñadas y nunca concretadas, las baladas
que nos perdimos de escuchar, todo ese sexo que ya no vamos a disfrutar, los
caminos interrumpidos, las personas que se quedan y las que se van. Cómo
mantenerme cuerdo esta noche, misión primera. Cómo seguir cuerdo mañana, misión
residual. Frente mío tengo la portada de la divina comedia, ilustrada por Rep.
En ella se ve a un Dante con nariz ganchuda totalmente ensombrecido, como si
fuera un fantasma oscuro, en el centro de la escena, que tiene de fondo una
suerte de bosque laberíntico, con árboles flacos y vacíos de hojas, ramas de
arterias tan negras como la silueta del poeta. Verso sin esfuerzo, el único que
te regalo hoy. Es el Dante del inicio, el mejor. Está llegando a lo que él
imagina como la mitad de su vida, y lo que ha conseguido es meterse en un
laberinto de árboles oscuros. Todo un logro, y una gran pena que comparto.
Demasiado fácil verse en su lugar, y seguir con las malas comparaciones, las
metáforas gastadas, las alegorías repetidas. Tantos años para decir que me
siento tan perdido como Dante, en lo que creo el medio de mi vida. Pero mejor
quedarnos por acá, porque no aproveché el pre viaje y el pasaje al infierno
debe estar por las nubes. Paradoja berreta que regalo con mi escritura, espero
no te moleste. Además, esa maldita costumbre de sacar el viaje con un guía, que
siempre te lleva a los destinos anunciados repitiendo el discurso de siempre, “por
ahí está el círculo de los violentos, por ahí los que fueron avaros en vida,
pero sigamos porque la bomba total es Saturno comiéndose a alguno de sus hijos,
y eso suele pasar sobre las ocho de la noche, porque los dioses son de cenar
temprano”. Nada de eso, me quedo con el Dante perdido en el medio de su vida,
una vida selvática que nunca puede interpretar del todo, y que a lo mejor eso
es lo más interesante. Y la verdad es que el hecho de perderse no es
necesariamente algo negativo, y mucho menos a la mitad de la vida. Es como
llegar lo más lejos que se pudo, meterse en el nudo bien profundo, y que desde
ahí solo quede el camino hacia la salida final, el final de los finales, ese
que no podemos evitar y que ya va siendo hora de que aceptemos. Nuestra
historia termina con el mismo desenlace, no hay guion diferente para cada uno.
Igual no nos adelantemos, todavía nos quedan algunas páginas para seguir
escapando, algunos días en los que vamos a sentir que las cosas están bien, y
muchos otros en que esas mismas cosas van a estar horribles. Equilibrio
aristotélico, el orden dentro del caos que se precipita como vida en nuestros
corazones. Sí, ya sé, un corazón es un pedazo de carne que sirve para bombear
la sangre que necesita nuestro cuerpo para sobrevivir un tiempo más, pero ya lo
dejamos ahí como alegoría o metáfora, y no voy a ser yo el que cambie las
reglas. Una vez quise comer el corazón de una vaca, pero no me dio el corazón.
Sería un buen chiste, pero ya te dije que no estoy de humor, que la semana
pasada fue un verdadero garronazo, y que la que empezó hoy…no lo puedo saber, y
eso es lo lindo de estar ahora en el medio de la vida, totalmente perdido. No
sé lo que me espera a la vuelta de aquel árbol fantasmagórico. ¿Sospechas? Un montón,
pero a ciencia cierta (redundancia que ya jode bastante) no termino nunca de
entender completamente lo que el futuro me tiene guardado. Tampoco el futuro es
tan sorprendente conmigo, un habitante más del barrio Rivadavia. Por acá el futuro
es medio corto de ideas, y no lo culpo, porque no tiene mucho material con el
que trabajar. Hace lo que puede, tanto como yo. Tanto como nuestra
desesperación. Hora zero siempre dando vueltas por mi endeble cabeza de maldito
poeta. ¡Eso! Debería hacer de todo esto que escribí hasta acá un poema, sacar
las conexiones, poblar el texto de espacios vacíos, usar los chistes malos,
abrir una cerveza, comer pizza tirado en la vereda y ver qué onda la gente que
pasa, que me mira como diciendo “¿qué le habrá pasado a este pobre loco?” Nada,
es que estoy llegando al medio de mi vida, y estoy perdido en una selva de
árboles negros y sin hojas, soy una silueta oscura, como la sombra de una
persona que empiezo a dejar de perseguir.
***una música que me ayudó a despertarme el domingo:
************************Humildemente, el Yo que dice yo***************qué lindo el disco de Cat Power******
Hay momentos
en que la vida nos deja desamparados, y eso es una afirmación difícil de rebatir.
De vez en cuando, si se tiene suerte, pasa alguna cosa que nos deja sin
explicaciones, sin argumentos, sin fuerzas para seguir lo que comúnmente hacemos
(casi)todos los días. La rutina pierde su sentido, los placeres de la vida no
se pueden saborear, la angustia le gana a todo por goleada. Confieso que cuando
me ataca esa mala enfermedad, suelo aferrarme a la primera parte de En busca del tiempo perdido de Proust. Y
no lo digo con orgullo de lector, o por esnobismo de tres cuartos, sino porque
es así y punto. Cada quién tira su cable a tierra donde puede, ¿no? Hubo un
tiempo que lo hacía viendo algún partido de fútbol o una comedia en la tele.
Pero desde hace años que no tengo televisor, y que mirar cosas por la
computadora es todo un trastorno, es un artefacto que tarda mucho en prender,
las páginas a veces se caen como así también internet, y además soy de la
generación de “El mundo de Disney”, que conducía un tipo muy simpático de
apellido Greco (si mal no recuerdo). Eso estaba más que bien, la tele era un
aparato confiable, con un tubo bien aguerrido y botones que había que presionar
con mucha fuerza para que funcionaran adecuadamente. Salvo falta de luz, la
televisión andaba siempre perfectamente, eso sin necesidad de haber
desarrollado inteligencia alguna. Pero esos tiempos ya no están, Disney es una
cagada y los televisores son tan caros como frágiles, y demasiado inteligentes
para asociarse con otras empresas multinacionales del entretenimiento, que se
encargan de seleccionar todas las cosas que de seguro van a ser de tu agrado,
de mi agrado, y de todos los agradadores que estén conectados vía lo que fuera,
que son dos o tres oferentes de conexión a la internet, el gran negocio del
siglo XXI. Aclaración N°1: cuando digo siglo XXI marco la resistencia residual
del Imperio Romano y su lengua, porque a esta altura del partido podría haber
escrito “siglo 21” o “siglo veintiuno”. Pero hay cosas que nunca cambian, o que
se toman más tiempo que otras. Como sea, entonces parece que estamos pasando un
momento particularmente complicado en la Historia, con guerras que se
multiplican, refugiados que también, gobiernos que no dan con las soluciones
para problemas básicos de sus poblaciones, gobiernos que reprimen a sus
pueblos, pobreza que no para de aumentar, riqueza y capital intelectual que se
concentra cada vez más en menos gente, confianza infundada en la utopía del
mercado, y demás cuestiones que podría estar lo que resta del año enumerando.
En resumen, las cosas no cambiaron para bien en lo que va de este siglo, y
tampoco había que ser un Nostradamus para haberlo anticipado. En fin, por todas
estas cuestiones empecé la semana de mala manera y con poca guita, lo que me
llevó a refugiarme en la obra magna de Proust. Aclaración N°2: podría haber
escrito “gran obra de Proust”, pero el latín sigue influyendo cada cierta
cantidad de palabras, tal vez porque otorga una especie de prestigio que para
lo que yo escribo sirve de muy poco (de nada). Seguimos con lo que quería
transcribir de esa primera parte monumental de En busca del tiempo perdido:
“Y no es
que a veces no aspirara a un gran cambio, que su vida careciera de esas horas
excepcionales en que sentimos sed de algo distinto de lo existente, cuando las
personas, que por falta de energía o imaginación no saben sacar de sí mismas un
principio de renovación, piden al minuto que llega, al cartero que está
llamando, que les traigan algo nuevo, aunque sea malo, un dolor, una emoción;
cuando la sensibilidad, que la dicha hizo callar como arpa ociosa, quiere una
mano que la haga resonar, aunque sea brutal, aunque la rompa; cuando la voluntad,
que tan difícilmente conquistó el derecho de entregarse libremente a sus
deseos, y a sus penas, desea echar las riendas en manos de ocurrencias
imperiosas, por crueles que sean”
Una
parrafada bien larga, donde la seguridad del lector puede ser reconstruida,
donde se aprecia fácilmente que lo que se está leyendo es una manera de
inmersión profunda, lectura de larguísimo aliento y fresco, con todo el sentido
de las cosas que parecen trascendentes. En seguida, porque no podemos funcionar
de otra forma, ese tipo de reflexiones son trasplantadas al presente, al hoy y
ahora. Porque se presume algo universal en ese tramo de Proust, una sensación
que pudimos tener todas las personas en cualquier momento de la existencia.
Esa: que a veces por el hecho de sentir algo nuevo, a lo mejor la cagamos. En
eso estaba pensando a poco menos de dos semanas para ir a votar por última vez
en el año. En que a veces las emociones nos traicionan, o somos nosotros
quienes las forzamos para que nos traicionen, y todo por un capricho, o por un
dolor mal cagado, o por un resentimiento sin sentido. Qué necesario ir
corriendo a esas páginas cada vez que tengo una duda sobre qué camino voy a
tomar mañana cuando me vuelva a levantar. Definitivamente hay dolores que no quisiera
volver a sufrir, y mucho menos desearía que los sufran las personas que tanto
aprecio. Aclaración N° 3: Una vuelta, una persona que yo amaba muchísimo me
expresó que me “apreciaba”. Ese día entendí que un buen diccionario, tal vez, me hubiera ahorrado
la experiencia del rechazo. Me tomó un tiempo darme cuenta a lo que se refería,
porque parece que “apreciar” es la forma delicada de decirle a otra persona: “no
quiero estar con vos”. Pero voy a intentar recuperar esa palabra y otorgarle un
valor bien positivo, similar al del amor, como para vengarme de aquel rechazo,
y para tratar de cambiar el pasado, aunque sabemos perfectamente que eso es
imposible.¿ Pero quién nos dice que con las palabras no podamos cambiar los
tiempos, no podamos modificar el todo?. Aunque cuidado, mejor ir por lo seguro,
sabemos muy bien que los cambios del pasado pueden generar tragedias en el
presente, y borrar de un plumazo todo tipo de futuro. Vuelvo a dudar. Vuelvo al
fragmento de Proust, vuelvo a calmar esa ansiedad que solo por el hecho de
expresarse puede llevarme al error más doloroso.
*Si nos peleamos, que sea por algo mucho mejor:
*****************************************************************************************humildemente, Juan***************detrás de esa luz que arrase con todo el fascismo del barrio Rivadavia***************