No hay fantasma de lo que todavía sobrevive

Estaba pensando en que esas palabras de María Moreno funcionarían muy bien como título de cualquier cosa que se pueda escribir, sin dudas. Tienen un atractivo muy particular. Conforman una frase corta e impecable e incambiable. Perfecta. Pensaba, también, en el barrio Rivadavia y en todos sus escritores y escritoras. Pensaba en esa supervivencia diaria de tantos y tantas, artistas o no. Para cualquiera, el lunes puede ser una oportunidad más que efectiva para terminar de volverse fantasma. Hay fantasma en ese cuerpo que yace baleado por la policía, en un “enfrentamiento”, en “una situación confusa”, en una escena que es gatillo fácil titulen o caratulen como lo hagan quienes escriben con sangre las leyes que nos rigen en esta ciudad. Sí, parece que cada ciudad tiene más o menos su interpretación de lo que la ley debería ser. Se habilita la violencia, en algunos casos. Se condena la violencia, en otros. ¿La diferencia dónde está? Donde se para el poder encargado de interpretar, un panóptico racista, prejuicioso y siempre parcial, marcial, la mirada del asesino institucionalizado. Pensaba en que eso define los futuros de cada pueblo, la mirada de sus instituciones, o la ausencia de la misma…¡por qué existen algunas sí y las otras no? ¿por qué habría tantas o por que tan pocas? Y los veraneantes deseando que pase el invierno para poder llevar sus cuerpos explotados/estresados hacia el próximo infierno vendido como: unas semanas de relax frente al mar. Una semana frente al mar para convertirse en un suicida consumado, en un asesino serial, lo mismo da. Pero llegar a fin de año como sea, como otra institución inventada en algún momento de la historia de nuestra humanidad, la humanidad del siglo veinte y posteriores, la humanidad de las posguerras, de la posbipolaridad, de la posguerra de baja intensidad y bienvenidos a las guerras fragmentadas, que siguen su paso intermitente a la par de cónclaves de presidentes y figurones de la política mundial, que declaran todos los viernes que “sí, ya estamos a un paso de conseguir la paz”, para comenzar una nueva invasión el lunes, un nuevo bombardeo “quirúrgico” con drones, solamente para “alcanzar objetivos específicos”, y que así la guerra vuelva a levantar temperatura mientras la noticia ya empieza a cansar y ya es tiempo de que pienses en tus próximas vacaciones, porque ya fue, no vas a poder cambiar el mundo, olvidate. Mejor, cambiate de ropa y tomate un vuelo de cabotaje hacia una isla que no conoce lo que es una ametralladora, ahí solamente hay casinos, droga y trata de blancas, un “paraíso” para tu máximo relax. Quedate tranquilo, la guerra va a seguir con lo suyo pero en un segundo plano, hay tantas cosas para ver en Youtube, tantos ermitaños haciendo cabañas en el medio de la nada, mostrando el ejemplo de lo que debe ser la humanidad: la mejor forma de funcionar es en la más completa de las soledades, y que por las noches el fuego proteja de todos los males, eso que el mismo fuego sigue reclamando para sí. Una constante propensión al odio y la violencia. Pensaba, también, que hasta los demás sentimientos se terminan volcando al odio y la violencia, como una especie de falsa faz dispuesta a mostrarse en el momento indicado, en el día adecuado de la semana, en el barrio que sea. Tanto amor para volverse un fanático obsesivo de lo amado, y mejor guardate tus sentimientos para quien se puede defender, porque pensaba que yo estoy un poco bastante cagado con todo esto que acontece en el barrio. “¿Querés que le de un roscaso a la mina del patrullero y me lo chorée?” “Esos negros de mierda, los voy a quemar en la primera de cambio, total los tiro en el patio de la comisaría y quién carajos los va a reclamar?” “¿Amor? Esa hija de puta me sacó todo, más vale que no me la cruce” “Ese cornudo hijo de puta me cagó la vida, lo voy a hacer mierda con el abogado más hijo de puta que encuentre?” ¿Y dónde está el amor que fue principio de todo? Estaba pensando que la desviación es el movimiento inevitable de la vida, el más productivo. Algunos afirman que eso es la guerra, lo que haría evolucionar al mundo en alguna dirección. Pensaba, más bien, en el poder de la desviación. En ese camino trazado por vaya a saber quién y para qué, imagino que sus ingenieros trabajan en la sociedad desde que hubo conciencia de la humanidad. Y en su inevitable desviación. ¿La causa? Calculo que la inadecuación, eso de estar en el lugar perfecto del error, en el momento deseado que jamás quisimos que se materializara. Desviación, descubrir, reconocer que no se tenía idea desde el principio, que quien trazó el camino no fue uno, sino alguien más, otro yo espectral  que no se conocía, que actuaba por ósmosis, por costumbre, cayendo en todos los lugares comunes del “buen vivir”, el lado “correcto” de la sociedad de la pospandemia / preguerra nueva en vaya a saber dónde y por qué. Estaba pensando que esa desviación llegó a mi camino, que las decisiones que voy tomando no tienen una raíz lógica, que soy cada vez menos Yo y mucho más mi propio fantasma. Pero todavía no alcanza, porque es lunes y sigo caminando más o menos las mismas cuadras, saludando más o menos a las mismas personas, comiendo más o menos las mismas comidas. En fin, pensaba que todo eso es más o menos lo que se podría definir con el término: sobrevivir…sobrescribir….desviación, tal vez sí que hay un fantasma, y sería justo decir que es quien sobrescribe, por encima de mis palabras, más allá de mi entendimiento, más allá de mi yo que dice Yo, por otro lado que nunca alcanzo a comprender, por un atajo que es el camino hacia el más allá, el único más allá que existe, el de la escritura.    


**********esas otras mil palabras con esta banda sonora:

**********************************humildemente - y sin un mango -, Juan***************************************a girar baby!!!!*********

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