Lo lamento mucho

 

Ay lo lamento mucho
Mientras me fumo un pucho

(Marilina Bertoldi, "Pucho")


Para que exista cualquier cosa nueva, aunque sea una cultura, una manera de ver el mundo, una manera de filtrar eso que alguna vez decidimos llamar vida, es necesario ponerla en palabras, necesario hablar de eso. Mejor hablar de ciertas cosas, sería la relectura de ese ya viejo tema de SUMO. En otros tiempos lo indicado era sugerir, tal vez, desde la elipsis. Qué se yo, ser poético por ese lado. Advertencia 1: no se es más poético o menos poético por abusar de las elipsis. Eso de dejar todo como en suspenso, de esconderse detrás de las palabras, no lo es todo en la creación artística. En el presente, tal vez, todas las cosas pasen al mismo tiempo, y eso tenga un sentido, ofrezca una manera de identidad. Hablemos. Contemos todo. La semana pasada, en el mismo día, desde una pantalla de bar de la avenida Jara, se vieron imágenes presumiblemente contradictorias. Por un lado, centenares de personas copando el obelisco de Capital Federal vistiendo trajes del Hombre araña, el súper héroe más rentable creado por un artista norteamericano, exageradamente usufructuado por varias empresas de entretenimiento, desde el comic, pasando por la tele, el cine, los videos juegos, industria del juguete y etcétera. Mucha gente buscando romper un record mundial de disfrazados. Misma hora, mismo país, misma pantalla que muestra la caída de un camión de papas en una ruta de Tucumán, y decenas de personas juntando las que podían para poder comer algo esa noche. Mismo país, mismo día, las calles del barrio Rivadavia llenas de autos que van a buscar nafta desesperados por un desabastecimiento insólito, que anticipa el fin del mundo para cualquiera de estos fines de semana. Y como representantes “intelectuales” del pueblo, un ex futbolista millonario llamando a vivir en cualquier otra parte del mundo, y un candidato presidencial que dice meterse en las sábanas de los distraídos, como una suerte de Nosferatu con peluca y un poco menos de palidez. Y lo lamento mucho, porque es todo lo que tengo para ofrecer esta semana. La verdad es que el año empieza a terminarse, y parece que fue el más largo de la historia. ¿Qué hay de todas estas imágenes, de todos estos personajes, de todas estas situaciones en las que nos fuimos metiendo a cuarenta años del regreso de la democracia?. Advertencia 2: a menudo se culpa a la democracia de lo que prometió y no estaría pudiendo cumplir, pasando por alto todo el terrorismo de estado que desapareció seres humanos mientras hundió al país en la peor crisis económica de la Historia. Digamos que el período democrático que hoy cumple años, arrancó con una desventaja enorme, con una debilidad galopante, y con una deuda pública y externa que todavía hoy arrastra, además de tener que soportar el lastre de toda una clase dirigencial que reivindica y propaga esas mismas fórmulas que devastaron al país. Solo de esta manera es posible dimensionar todas esas capas, todas esas complejidades, todas esas contradicciones que hoy marcan el latido de un país, por suerte, todavía democrático. Hablemos, pero sobre todo escuchemos eso que las nuevas generaciones tienen para decir, hacer y exigir. Y todos sus artistas que yo disfruto con la distancia de edad insalvable. En algún momento hablé de la furia y los sentimientos profundos de una juventud encerrada por la pandemia, y cómo la banda Buenos vampiros expresan todo eso en estos momentos en los escenarios donde pueden tocar, donde deciden tocar porque son copades y no se venden a cualquier gilada, mucho menos tranzan con el fascismo. Ojalá que sigan hablando lo suyo por mucho tiempo, y que yo pueda estar ahí en un costado para disfrutarlo, tanto como se disfruta cualquier show de Marilina Bertoldi. Y de la afectuosa ama quería decir algo, y de su manera de expresar, su forma de tocar lo que sea. ¿Heterogeneidad, mixtura, rockstar siglo XXI? Qué se yo, todo eso puede ser, pero una esencia copada que pasa por encima. Una actitud muy única, una artista muy única, una voz fundamental para poder seguir hablando de esa cultura, de esa manera de ver el mundo, que es la que uno siente que vale la pena. Y por esas horitas que se mueve de un lado a otro con su guitarra, o que juega con la loopera, o que destroza la batería, quedamos todes muy en suspenso. Pero no en suspenso de elipsis, porque si hay algo que Marilina y su gente tienen es que no se callan nada, dicen lo que tienen que decir porque lo sienten, y lo dicen completo. Cito a Marilina Bertoldi:  “Votar por Milei es de homofóbico, racista, clasista, misógino y anti Argentina”. Todo dicho y de manera directa, clara, sin rodeos, y en un escenario. Y yo lo lamento mucho, digo, si no te gusta lo que estoy citando, pero a veces es momento de dejar de lado todas las elipsis, para que quede claro qué cosas se quiere defender, qué cosas reivindicar, qué luchas acompañar, qué voces escuchar. Hablemos, porque si nos quedamos callados alguien más toma las palabras, alguien más nos piensa por nosotros, alguien más nos confunde y trata de vendernos un mundo que no es el que queremos. Y lo lamento mucho por todos esos extraterrícolas que viven dinamitando el suelo donde cogen y se alimentan. No tengo ningún inconveniente con que se tomen el palo y se cuelguen de los rascacielos de ciudades que les vendieron por Tik Tok. Yo me quedo hablando un rato más, todas las charlas en las que pueda intervenir y disfrutar, desde el humildísimo escenario del barrio Rivadavia, calle Francia esquina Garay. Es lunes, sí, empezó otra semana y como siempre en el aire se respira esa sensación de que todo se puede ir al carajo, pero si miramos con un poco más de atención, descubrimos cientos de buenas acciones, mucha buena onda, grandísimos y nuevos artistas que expresan lo mejor de nuestra sociedad, esa que comenzamos a reconstruir hace ya cuarenta años. Y yo lo lamento mucho, pero voy a seguir desde la misma vereda, tal vez hoy sí fumando un pucho, con memoria-verdad-justicia, del lado de los culo roto.


****Y la música citada:

**********************************************************************************************con humildad, Juan********lindas nuevas olas******

Psicología barata y zapatillas de lona


Ejercicio de psicología barata y zapatillas de lona: pensar siempre en el ahora, porque el futuro es el hogar de la ansiedad, y el pasado la casita de la angustia. Pasa que habría que poner algún tipo de advertencia, porque no vaya a ser cosa que termines chocándote con la misma piedra una y otra vez, y todo por no haber prestado un poquito de atención a ese pasado, siempre amenazando con una depresión. Y por ahí, para no pasar como un frenético ansioso, te olvidás de que el mes que viene es el cumpleaños de alguien importante en tu vida, y como no quisiste adelantarte, bueno, se te olvidó y te fuiste de viaje. De todo esto podemos sacar la conclusión de que, ok, el presente y nada más puede funcionar como refugio en ciertas ocasiones en las que los demás tiempos nos juegan en contra. Pero no se puede vivir encerrado en la burbuja del aquí y ahora. Y atención, digo que no se puede. No estoy diciendo que no se debería. Es algo distinto. Por ahí es aceptar que el presente es tricapa, o que va mudando de colores según la ocasión, como ese personaje de película monumental del siempre cancelado –y por razones varias muy atendibles - Woody Allen. La historia en cuestión es la del apodado camaleón, Zelig, un tipo que adopta la forma y el registro de la persona que tiene en frente. Es un sobreadaptado total, que pierde su propia personalidad para fundirse en la situación que le toque enfrentar, pero de una manera exagerada. Bien, según esta comparación forzada que propongo, el presente sería como Zelig, el hombre camaleón. Es como que no sabe bien qué carajos es, porque no termina nunca de caer en el momento que sería el suyo por excelencia, porque cuando lo piensa lo hace en alguno de los otros dos tiempos, que sí tienen identidad definida. Por ejemplo, ahora mientras escribo, nunca es exactamente presente. Golpeo un teclado y lo que sale es pasado, que fue futuro hace un rato cuando tenía en mi cabeza la idea de escribir algo que tuviera que ver con una película, preferentemente una comedia. Y además quería algo de incorrección política, tal vez un director de cine cancelado. ¡Claro! Woody Allen era una de las opciones que ranqueaban más alto, seguido de cerca por Clint Eastwood, y casi a la par del peor de todos, Mel Gibson, El Patriota de la cancelación. Zelig se fue adaptando a cada instante, y buscó su realización entre estos dos movimientos, entre estas dos patologías hermosas: la angustia y la ansiedad. Así podríamos definir al ser humano, al menos el día de hoy, como para extender el presente y que goce de unas horas de plena identificación con algo, antes de que vuelva a chocarse con la misma idiota idea: ser un poquito pasado, ser un cachito futuro, terminar no siendo nada. Máxima existencialista: el presente es la nada. Perfecto, otra de esas frases que no ayudan un carajo, como politólogo a las doce de la noche intentando dar con una razón de por qué un grupo de personas quiere el estallido una semana, pero a la otra prefiere la estabilidad. Un ir y venir entre contradicciones, que también serían parte de un adn siempre en fuga. El adn está hecho un poco de la necesidad del presente por aferrarse a algo, antes de desaparecer en los otros tiempos. Nadie duda del adn. Es más, es el adn lo que nos saca de cualquier duda, el final de todo, la prueba que te manda a la silla eléctrica, que confirma que vos sos vos por fuera de cualquier suspicacia. Una cosa (o cadena de cosas), que probarían que hay algo distintivo en cada uno de nosotros, un rastro innegable completamente constatable y que da por tierra con las especulaciones. Algo así debería ser el presente. Sin embargo, no tiene semejante cualidad. ¿A dónde iremos a parar, entonces? Al infierno del pasado, con sus imágenes petrificadas, tan irreales y borrosas como el futuro que se construye con más de la mitad de las cosas en el aire, con un componente altísimo de probabilidades de no existir. ¿Existir? Máxima número no sé cuánto: existir es compatible con tu adn. Si tenés esa cadena de cosas, entonces sos algo material, analógico. Felicidades por eso, porque hoy en día ser parte de la física resulta cada vez más difícil. Por ende, debe resultar más sexy, supongo, que ser una red de otras cosas de dudosa existencia, como los algoritmos. Ese tipo de identidad se da por fuera de la física, y resulta otro misterio que vaya a saber cómo carajos llegamos a crear, nosotros bestias de dos patas, que caminamos de casualidad y que no podemos arreglar nuestros pleitos sin desearle la muerte a alguien más. El presente es una buena puteada, eso seguro. Y existir es ese momento en el que la bronca nos transforma la cara, y somos todo un YO gigante y con las venas hinchadas, incapaces de pensar en angustias o ansiedades. O eso pensaba hasta hace un rato, cuando era un reflexivo pasado. Pero mis emociones se fueron al futuro, porque el sábado me voy a ver un recital que tengo muchas ganas de disfrutar, y que ya estoy imaginando como inolvidable. ¿Y cómo saber que algo será inolvidable, si no hay pruebas? Calculo que tendrá que ver con el deseo, pero como todo es tan mudable, como vivimos caminando sobre una roca que flota en un universo que apenas si podemos imaginar... Eso, un universo que solo podemos ver en pasado y de noche, que paradójicamente es cuando más nos cuesta ver. ¿Y cómo habremos llegado a ser este bicho extraño que somos? Preguntas que no sirven de mucho hoy, afirmaciones que sirven para volver a empezar. ¿Cómo era el principio? Ejercicio de...

...Filosofía barata y zapatos de goma:


*Todo para terminar en una música de Charly García, porque cumplió años, y es de lo único de lo que en verdad soy fan**************humildemente, Juan*********no vi tu alma y quería tus venas****************

Donde dice indignación, debe ir bloqueo



Esto, a lo mejor, no tenga nada que ver con esta historia. Ni con cualquier otra historia. Tal vez se trate de algo que contenga todo junto en un sí mismo, que voy a tratar de desarrollar. Podría decir, como suele sucederme, que todo comenzó en una lectura. Pero no fue tan así. Creo que en verdad, más que de una lectura fue de escuchar una música que nació esta intención de volver a pulverizar una página en blanco…esa maldita metáfora del bloqueo del escritor, esa duda eterna de si este súper poder medio pelo desapareció entre el día y la noche de ayer, y cómo carajos volver a recuperar ese camino, pero sobre todo ¿para qué?...una falta de respeto a la historia entera de una literatura que no es la mía, o que no termino de comprender del todo. Bueno, a lo mejor no hay mucho que comprender, a lo mejor la literatura es un poco no comprender nada, que las cosas queden ahí expuestas de alguna manera, y que poco termine de cerrar del todo. Eso, que la cosa siga, que un camino / una lectura posible, se bifurque, se desvíe, se ramifique, y que nunca haya un final, un punto y se acabó todo, porque al fin final lo comprendimos todo, y este sería el punto que decretaría la muerte del lector, o lo innecesario del mismo:. …y no es así para nada, y no creo que vaya a pasar, pero como no tengo la bola del futuro, pues lo dejo en manos de las generaciones que vendrán hasta este argumento berreta para destrozarlo como es debido, patearme a un costado literario de la historia, y seguir su camino hasta vaya a saber qué otros cruces, qué otras obsesiones. Yo creo que estoy llegando al puerto que me esperaba, o que en realidad me construí por el hecho de poder llegar a algún lado. Cansado de vagar como botella con mensaje borroso en el medio de los mares, desemboco en un puerto que puede ser el de Mar del Plata, por qué no. Digo, me queda cerca y lo conozco bastante, y me conoce mejor también. Y sobre todo me ignora con cierta razón, porque hace bastante que no lo visito. Me contaron que por ahí está lleno de lobos marinos con gripe, y que eso es muy contagioso, y que si yo llego a contagiarme puedo llegar a transmitir esa enfermedad hasta el campo, que queda del otro lado, y que también exporta sus frutos a cambio de unos cuantos dólares que quedan acá, y que entonces si contagio a los animales del campo ya no vamos a poder abastecer al mundo con nuestro tuneado granero/sojero del mundo, los silos se derrumbarán y la vaca loca será noticia en todos los mercados, como alguna vez ya pasó. Una sola persona puede llegar a acabar con la economía de todo un país, y solo porque no supo qué carajos escribir un día en que pensó que se le había borrado esa capacidad. Signo que inevitablemente me preocupó: pude dormir varios días seguidos, muchas horas de corrido, lo que nunca en años. Entonces, me dije, acá está pasando algo raro, seguro que si te ponés a escribir un poema no te sale nada, ¿cuánto te juego? Lo intenté, volcar unos versos sobre una hoja cualquiera, con lapicera en mano…Pero salió una suerte de telegrama, que un tipo como yo le mandaba a un sillón forrado con terciopelo azul, y mucha lluvia de fondo, y una canción de José Luis Perales que no paraba de hacerme desear la muerte instantánea, como sopa madrileña. El poema terminaba ahí, con esa persona en el living de un departamento, tirándose en el piso, tal vez para morir, tal vez sólo para descansar un poco, tal vez porque le dolía la cabeza de pensar versos para escribir algo, y no pasaba nada más que un fuerte dolor en la frente, donde se dice que se alojan las palabras creativas antes de salir por la boca y la lengua, rumbo al embudo del lenguaje. Entonces, ese poeta muere de palabras, como ahogado, en el horrendo living de su casa, que tiene cerámicos partidos color blanco, y unas cuantas torres de libros que alguna vez leyó, y que lo fueron cercando hasta que ya no pudo más. Otro poema de mierda, otra tarde de primavera, otra mala interpretación de un día feriado. Cierto, todo comenzó con una música de una banda que descubrí hace poco, pero que tiene más años que yo, y que es de Islandia y que por supuesto tiene a Bjork en voz y demás cosas que solo ella puede dar. Tal vez la culpa de todo sea esa sonrisa de Bjork, una sonrisa difícil de interpretar, tal vez toda esa música se reduce a eso, y sí que ando con ganas de que me haga mierda y se me meta bien adentro, como el bicho de Alien, y explotar por el estómago pero con esa sonrisa, la de la música, la de las palabras que vuelven a nacer.

*Pd: ¿por qué habré pensado en José Luis Perales y Bjork en la misma página? Tal vez haya ahí una pista de lo que este bloqueo está operando en mí. A lo mejor es una especie de SOS que estaría enviando al mundo. Puede ser que sea hora de aceptar un par de sesiones con algún psicólogo, alguna psicóloga, como me aconsejó hoy un amigo. Y lo bien que hizo. Pero la verdad es que me da demasiada fiaca tener que sacar turno, pagar, y sentarme a esperar pacientemente a que me llamen para pasar a otra sala a sentarme para hablar pacientemente de las cosas que me indignan y me tienen así. Esto último sería mi gran vergüenza, y justo lo que dice Úrsula K. Le Guin en un relato del año 1991: “La indignación, el gran lujo de la clase media”. Ahora te doy tiempo para que vuelvas al título...

 

*dejo los dos temas que tenía pensados al mismo tiempo:



********¡demonios que no se ven, pero que están allí!*******humildemente, Juan*********************

El sol del futuro

 

“Esta es una época apta para el apocalipsis” (Leónidas Lamborghini)

No te asustes, las cosas no son tan así. Regla número 1: no hay que tomar tan literal cada frase que escribe alguien, un buen día de la semana que lo inspira por alguna razón, y entonces pasa lo que tiene que pasar…pero después no es tan así, porque uno necesita, en todo caso, que el mundo no se vaya al carajo por unos días más, para que algún lector / alguna lectora pueda llegar a leer esa gran frase, una que adelanta lo inevitable de un razonamiento que ya razonaron un montón de otras personas, pero se olvidaron de utilizar en un texto. Caramba, y se sufre esa sensación tan genial del “se me podría haber ocurrido a mí”. Y claro que no es verdad, pero a veces el escritor / la escritora da en el clavo, y da tanto en el centro que se acerca mucho a lo que uno tenía en la punta de la lengua y…Es posible que entre la rutina y los debates presidenciales, el cerebro llegue con lo justo a fin de mes, y que haga más falta que nunca parar para fumar un faso. Gracias por eso, tarde hermosa en el barrio Rivadavia, esquina primaveral debidamente ambientada, un remanso que sirve para poder soñar algo lindo a la noche, y que de repente sea mañana y las cosas estén más o menos en un lugar peor. De eso es que hay que escribir en estos días. Una ciencia ficción desmoralizada, futurísticamente agotada en angustias que no se van a reparar. La historia de un tipo que se levanta todos los días a la misma hora, y que se empeña en poder seguir durmiendo un rato más, pero nunca lo logra. Entonces, en la desesperación, decide comenzar una huelga de sueño. Y resulta que no se duerme nunca más, y que su vida cambia rotundamente. La sorpresa más grande es que el cambio hacia el insomnio crónico le pega bien, su vida mejora sustancialmente, la gente que lo frecuenta lo nota mucho más tranquilo, vive relajado, no confronta con nadie, logra la tan ansiada e imposible paz total en vida. Obvio que otras cosas empiezan a funcionar mal, ya sabemos que no dormir produce efectos terribles en la salud de los seres vivos. Pero cuando consulta con un médico, este le hace estudios y en verdad lo ve mejor en muchos aspectos, aunque le advierte que debería dormir de vez en cuando, porque sino el resultado será la muerte. Pero el resultado de su otra vida más alterada, en la que dormía religiosamente las mismas horas todos los días, lo estaba llevando al mismo camino también. En este punto el médico no está seguro cuál de los dos estilos de vida lo puede llegar a matar primero. Probablemente sea lo mismo. Es más, el doctor se sincera y concluye en que es la misma cosa, que morir se va a morir igual, y que nadie puede predecir esa cuestión, por lo que le termina aconsejando que haga lo que le genere mayor felicidad: “si es feliz sin dormir, no duerma. Si es feliz durmiendo, duerma”. Entonces el tipo no duerme más y es feliz hasta que la muerte lo separa por completo del mundo de la vigilia, y comienza el sueño eterno, lo cual es una paradoja propia de una historia que no creo que nos sirva para llegar a ninguna conclusión interesante. Pero no importa, es algo. Una historia cambia las cosas aún sin quererlo. Y lo que queríamos era ver qué pasa con este día y no mucho más. Eso, es un día muy lindo en la esquina de Francia y Garay, no me voy a meter con otras latitudes y longitudes que desconozco. Pero es verdad que no todo lo que brilla es el sol, y que muchas cosas brillantes que inventó el hombre son explosivas, y que eso se lleva una cantidad de vidas que no puede dejar de sorprenderme. Y perdón por eso, porque sé que veníamos bien, pero la frase de Lamborghini retumba en mi cabeza desde el momento en que decidí dar un paseo por los portales informativos del mundo. Uno siempre sesgado y justificador de muertes, como si hubiese algún tipo de diferencia entre cadáveres de seres humanos, ya sea por religión, país, opinión política, equipo de fútbol o color de piel. Entonces pasan los años, la Historia continúa, y nada nuevo en el capítulo siguiente de la Humanidad: seguimos encontrando excusas para justificar asesinatos, para llevar adelante matanzas, para promocionar guerras. En verdad, dan ganas de apagar el cerebro por unas cuántas décadas, o dejar de dormir por unos meses, para así dejar de entender lo que es preferible no entender, para no ver lo que uno ya ve como inevitable. Ojalá pudiera decirte que mañana va a estar todo mejor, que lo que está pasando ahora, toda esa violencia sin sentido, todas esas muertes del hombre por el hombre contra el hombre, va rumbo al final. Amaría tener / sentir esa ingenuidad. Tal vez, lo único que puedo hacer es recomendarte una película: la última del italiano Nanni Moretti, y desearte y desearme que las cosas, al menos, puedan ser cambiadas para mejor a través del arte, y que como en la última escena de esa película, cantemos y marchemos todxs juntxs bajo banderas de amor y paz, y que de verdad el Partido Comunista Italiano rompa con el estalinismo, para hermanarse con el pueblo húngaro reprimido, y que a partir de allí, como sentencia fantasiosamente Moretti: desde ese día de la década del cincuenta, se aplicaron las ideas de Marx y Engels, y todavía hoy en Italia se vive en plena felicidad. La redención de la ficción, un cuento de hadas en el siglo XXI, uno lleno de guerras en poco más de dos décadas, un siglo que parece más condenado a la frase de Lamborghini.


*Y va la música de la película nombrada y recomendada:

*************Humildemente, Juan******************lindo encontrarse con películas así**************

ATP

Con la irrupción de la primavera llegan las historias floridas, los días más largos y soleados que anteceden al verano, las temperaturas más agradables, el florecimiento de los ciruelos, y un montón de imágenes más que aceptables para ser deglutidas por la mayor parte de la población. Al menos, la población de por acá nomás, avenida Jara al fondo. Lugar que todavía no recibió muchas postales de las consideradas primaverales, y que más bien se caracteriza por un marcado aumento de alergias en cada una de las casas, que apenas se pueden sostener mes a mes. Pero tampoco es que propongo una victimización, ya que el carácter complejo de la vida en la ciudad viene de larga data, no nació con el siglo XXI, y tampoco se puede decir que sea algo exclusivo de este barrio, o que estemos extrañando un florecimiento anterior que luego devino en historia dramática para mayores de dieciocho años. Para que esto que escribo sea apto para todo público, tendré que dejar algunos aspectos sórdidos de lado, que se dan muy a menudo en el Rivadavia. Por eso imagino que la primavera puede dar una mano importante. Con la llegada de esta estación, tan particularmente buena desde el punto de vista publicitario, crecen las chances de que algunos temas menospreciados durante el resto del año, suban el rating y se vuelvan ideales para pasar las mejores tardes:

1) Los mejores días siempre fueron los primaverales, dijo en algún momento un antiguo presidente, que también cortó con una primavera de otro aspecto, utilizando una frase que no fue tan tenida en cuenta como hubiera merecido en su momento, y que dice más o menos así: “La juventud está muy bien, pero no se puede tirar un viejo por la ventana todos los días”. No recuerdo la frecuencia temporal propuesta, puede que haya sido un lapso cachito más largo como “todas las semanas”. En fin, frase primaveral que denota una de las claves de lo interesante de esta época: es la etapa del año más asociada a la juventud. Para mayor referencia recordar frase de Calamaro en tema primaveral: “que más quisiera que pasar la vida entera / como estudiante el día de la primavera / siempre viajando en un asiento de primera”. Y hasta acá no se me acurren citas más ATP que las de Perón y Calamaro, ni temática más ATP que la primavera:

2) Las plazas son el lugar apropiado para que florezcan los encuentros y nos demos cuenta de que la primavera llegó, y hay que aprovecharla. Entonces aparece un signo de superproductividad propia también de esta etapa del año, porque a la primavera hay que aprovecharla, por lo que mucha gente decide exponer a sus pequeñes hijes a la intemperie, a pesar de que existe una realidad innegable que compartimos a continuación: la primavera en el sur es fría. Y como el barrio Rivadavia está en el sur del mundo, etcétera. La moraleja ATP sería que no hay que apurar al buen tiempo, porque es inútil hacer encajar algo trasplantándolo del calendario a la realidad. Hoy está horrible y de seguro va a llover, la plaza que espere al diecisiete de octubre (¿guiño peronista número?):

3) La primavera es la estación en la que nace un nuevo gobierno. Eso puede generar un trastorno importante, pero como es un fenómeno que sucede cada cuatro años, se puede tolerar. A lo mejor, para ser más precisos, habría que decir que la primavera es la época de las elecciones, porque también se supone que va a estar más lindo para que mucha gente se exprese, y que la misma gente tendrá mejor humor. Todo muy ATP, pero tendríamos que desmitificar esta cuestión también, y hacer un pedido especial a los próximos representantes del pueblo: cambien el día de las elecciones, tírenselo al desdichado otoño, que suele ofrecer muchas mejores tardes que terminan siendo discriminadas por un color beige y unas hojas caídas en las veredas. No tengo los datos a mano, pero estoy casi seguro de que los días más lindos suceden en otoño. Y acá cito a Fito Páez cantando con el flaco: “Dios santo / que bello abril”. Otra cita apta para todo público, de dos artistas aptos para todo público.

4) Otra cosa que se aprovecha mucho en primavera es a salir de picnic. Viene de la mano con la búsqueda de lugares al aire libre, como manera de salir de la hibernación propia de la época del frío. Y con el picnic vienen el amor, las mariposas y demás insectos que terminan por destruir el idilio construido, en gran parte, por las propagandas de productos panificados y embutidos. Una época de mucha mayonesa y de nervios alterados por discusiones de gente que no se pudo poner de acuerdo en el invierno, y que descubre que tampoco la cosa va a funcionar en ninguna otra estación del año, o que directamente no va a funcionar en ningún año. La primavera es un arma cargada, oh sí. Otra cita reformulada de artistas ATP, los más ATP del universo musical: Lennon y McCartney.


5) El momento de la floración viene aparejado con un exceso de Bob Marley. Por lo general, en primavera se fuma mucho más en el barrio Rivadavia. No estoy seguro de este dato, pero sí que se ve más gente en la calle con un faso y la mirada escrachada. Y esta parte me agrada mucho, porque también empieza a florecer esa filosofía tan necesaria para soportar el último tramo del largo año, y que tiene que ver con la escuela del Mechupaunhuevismo, que no se cansa de escuchar el siguiente mantra: “legalicenlá”. Segmento ATP que viene con propuesta de corte jurídico política, esbozada por el Piti Alvarez. ¿Se puede ser más ATP?

Y creo que no me quedan más puntos por compartir, y que es todo lo que tenía para comunicar el día de hoy, un día muy apto para todo público, en el que me dediqué a escribir sobre un tema más que corriente, citando a los artistas más populares que se me ocurrieron. ¿Habrá tenido algún sentido todo esto? Yo creo que sí, que de toda lectura se puede sacar algo, y que ahora me dieron ganas de fumar y tomarme una birra, para ver qué onda con el sol ausente de la primavera. Nos vemos en la plaza, llevá sanguchitos de miga, porfa:

***********************************humildemente, Juan Scardanelli*************************no puedo evitar.................*********

El príncipe de Persia

Saltar, pasar en zigzag. Supongamos que un príncipe Persa cierra los ojos mientras le cae una bomba en el medio de la cabeza, y todo estalla...