Naciste, nacerás con la palma lisa, pero bastará que nazcas para que, a las pocas horas, esa superficie en blanco se llene de signos, de rayas, de anuncios: morirás con tus líneas densas, agotadas, pero bastará que mueras para que, a las pocas horas, toda huella de destino haya desaparecido de tus manos:
Caos no tiene plural.
"La muerte de Artemio Cruz" (Carlos Fuentes )
Relajate, por hoy ya no hay nada que puedas hacer... Descubrí ese fragmento de la novela de Carlos Fuentes, más o menos, el día que nací. Lógico, no la pude leer ni nada, era un bebé. Pero nací en esas palabras, como si yo mismo fuera la novela con sus páginas en blanco, como si yo mismo estuviese destinado a ser esa palma lisa, esa hoja vacía de signos, que se iría resignificando hasta vaciarse nuevamente, al final. Todo lo que viene después es un poco de confusión, vínculos extraños: caos. En cuanto a los vínculos los podemos dejar de lado, no es momento para personalizar, para hacer una lista de personajes de una novela, que todavía no sé cómo voy a terminar - o si ya se terminó y nadie me avisó -. Del caos podemos decir que es algo que se reactualiza a cada instante, como los partes por coronavirus, como las listas de exceptuades que pueden salir a darle la vuelta a una ciudad, que parece rechazarlos hacia sus cuevas. Pero también hay otros caos, tan densos y angustiantes como el de la cuarentena. O peores, como la violencia de género, la violencia intrafamiliar, la falta de laburo, la falta de guita, el hambre, la ansiedad incontrolable, mal canalizada y un largo etcétera. Entonces te habrás dado cuenta, cuando la situación es mala, puede ser sábado a la noche o martes a la mañana, que lo mismo da. Y podemos leer juntes un montón de expertos opinando de cosas que por ahí entienden, pero que nunca vivieron. Podemos ver una serie, una película, de algunas personas que sufren artificiosamente algo similar a los que estás sufriendo vos. Pero nada es lo mismo. Cuando sufrís con el cuerpo, sufrís en presente, como Artemio Cruz en sus últimas horas, postrado sin poder tomar agua por sus propios medios. Y ahí todas las funciones, que no sabías que existían en tu cuerpo, las empezás a descubrir. El flujo de la sangre, el latido del corazón, la actividad de los riñones, los pulmones buscando oxígeno...Todo se siente más real con el sufrimiento. Algo de eso se está empezando a universalizar ahora, más allá de las desigualdades sociales. Entonces, nos damos cuenta que somos cien por ciento cuerpo, "y qué lindo era hacer x cosa", porque el cuerpo quedaba como fundido en la maravilla de una situación. Todo lo que no tenemos en cuenta es recordado en algún momento, pero cuando ya es pasado. Y es pasado irreversible. Y ese futuro incierto es lo que nos atormenta, porque en ese lugar tal vez ya no haya espacio para lo que fue tan hermoso. O peor, a lo mejor el futuro está para probarnos que el pasado - que creíamos tan genial - en verdad fue un horror. Como si volteáramos atrás para descubrir que nuestro paso sólo dejó muerte y desolación. ¿Qué hacer? La imagen es de domingo a la tarde, el momento ideal para que la culpa judeocristiana explote en lágrimas. De ese día estoy seguro. Los demás, bueno, es un poco más difícil encontrarles la rajadura. Como decía, tampoco importa demasiado, si el presente es de angustia. ¿Estará bien angustiarse un jueves de cuarentena? Creo que sí, no hay por qué estar sentado escribiendo mentiras para cosechar "me gustas" en las redes sociales. Lo mejor que podría hacer es compartir un meme, el de los negros que bailan con un ataúd en los hombros. Con eso construiría una suerte de búnker anti depresivo, con unos cuantos jajajás, manitos con pulgar arriba y caritas impersonalmente amarillas sonriendo. Y re tuits, y re compartidos...y eso serían los vínculos a los que podría aspirar hoy. Pero estaría en estado opio. Porque Marx tiene - todavía - toda la razón cuando dice que la religión es el opio de los pueblos. Pero habría que apretar F5, actualizar, para afirmar que las redes sociales son el opio de los pueblos. La viralización es el opio de los pueblos, y - vaya paradoja - su (casi)peor enemigo. Ahora expongo algunas cuestiones teóricas como para darme cuenta que debe ser miércoles, el día en el que tiene que pasar algo como para lograr una transición en la semana. Si el domingo deprime al sábado entusiasta, el lunes despierta anulado, el martes se pone alerta, el miércoles debe actuar algo, para llegar al viernes con la ilusión de que el fin de semana puede producir algún cambio. Y la certeza es que no, eso no va a pasar. Y la peor certeza puede ser que no es tanto culpa de la cuarentena, porque todo eso ya venía de antes, solo que ahora somos como Artemio Cruz, sentimos las funciones del cuerpo por primera vez...
...La mejor manera intentar el cambio es con la poesía, ahí va... miércoles, sí...
...nadie me enseñó como sentir...
SNM
--------------------------Humildemente, Juan Scardanelli, (in)felizmente contaminado---------------contacto directo, sin tapa boca: juanmanuelpenino@yahoo.com.ar---------------------------------------------------------------
**(Publicado originalmente el 16/04/2020)
Caos no tiene plural.
"La muerte de Artemio Cruz" (Carlos Fuentes )
Relajate, por hoy ya no hay nada que puedas hacer... Descubrí ese fragmento de la novela de Carlos Fuentes, más o menos, el día que nací. Lógico, no la pude leer ni nada, era un bebé. Pero nací en esas palabras, como si yo mismo fuera la novela con sus páginas en blanco, como si yo mismo estuviese destinado a ser esa palma lisa, esa hoja vacía de signos, que se iría resignificando hasta vaciarse nuevamente, al final. Todo lo que viene después es un poco de confusión, vínculos extraños: caos. En cuanto a los vínculos los podemos dejar de lado, no es momento para personalizar, para hacer una lista de personajes de una novela, que todavía no sé cómo voy a terminar - o si ya se terminó y nadie me avisó -. Del caos podemos decir que es algo que se reactualiza a cada instante, como los partes por coronavirus, como las listas de exceptuades que pueden salir a darle la vuelta a una ciudad, que parece rechazarlos hacia sus cuevas. Pero también hay otros caos, tan densos y angustiantes como el de la cuarentena. O peores, como la violencia de género, la violencia intrafamiliar, la falta de laburo, la falta de guita, el hambre, la ansiedad incontrolable, mal canalizada y un largo etcétera. Entonces te habrás dado cuenta, cuando la situación es mala, puede ser sábado a la noche o martes a la mañana, que lo mismo da. Y podemos leer juntes un montón de expertos opinando de cosas que por ahí entienden, pero que nunca vivieron. Podemos ver una serie, una película, de algunas personas que sufren artificiosamente algo similar a los que estás sufriendo vos. Pero nada es lo mismo. Cuando sufrís con el cuerpo, sufrís en presente, como Artemio Cruz en sus últimas horas, postrado sin poder tomar agua por sus propios medios. Y ahí todas las funciones, que no sabías que existían en tu cuerpo, las empezás a descubrir. El flujo de la sangre, el latido del corazón, la actividad de los riñones, los pulmones buscando oxígeno...Todo se siente más real con el sufrimiento. Algo de eso se está empezando a universalizar ahora, más allá de las desigualdades sociales. Entonces, nos damos cuenta que somos cien por ciento cuerpo, "y qué lindo era hacer x cosa", porque el cuerpo quedaba como fundido en la maravilla de una situación. Todo lo que no tenemos en cuenta es recordado en algún momento, pero cuando ya es pasado. Y es pasado irreversible. Y ese futuro incierto es lo que nos atormenta, porque en ese lugar tal vez ya no haya espacio para lo que fue tan hermoso. O peor, a lo mejor el futuro está para probarnos que el pasado - que creíamos tan genial - en verdad fue un horror. Como si volteáramos atrás para descubrir que nuestro paso sólo dejó muerte y desolación. ¿Qué hacer? La imagen es de domingo a la tarde, el momento ideal para que la culpa judeocristiana explote en lágrimas. De ese día estoy seguro. Los demás, bueno, es un poco más difícil encontrarles la rajadura. Como decía, tampoco importa demasiado, si el presente es de angustia. ¿Estará bien angustiarse un jueves de cuarentena? Creo que sí, no hay por qué estar sentado escribiendo mentiras para cosechar "me gustas" en las redes sociales. Lo mejor que podría hacer es compartir un meme, el de los negros que bailan con un ataúd en los hombros. Con eso construiría una suerte de búnker anti depresivo, con unos cuantos jajajás, manitos con pulgar arriba y caritas impersonalmente amarillas sonriendo. Y re tuits, y re compartidos...y eso serían los vínculos a los que podría aspirar hoy. Pero estaría en estado opio. Porque Marx tiene - todavía - toda la razón cuando dice que la religión es el opio de los pueblos. Pero habría que apretar F5, actualizar, para afirmar que las redes sociales son el opio de los pueblos. La viralización es el opio de los pueblos, y - vaya paradoja - su (casi)peor enemigo. Ahora expongo algunas cuestiones teóricas como para darme cuenta que debe ser miércoles, el día en el que tiene que pasar algo como para lograr una transición en la semana. Si el domingo deprime al sábado entusiasta, el lunes despierta anulado, el martes se pone alerta, el miércoles debe actuar algo, para llegar al viernes con la ilusión de que el fin de semana puede producir algún cambio. Y la certeza es que no, eso no va a pasar. Y la peor certeza puede ser que no es tanto culpa de la cuarentena, porque todo eso ya venía de antes, solo que ahora somos como Artemio Cruz, sentimos las funciones del cuerpo por primera vez...
...La mejor manera intentar el cambio es con la poesía, ahí va... miércoles, sí...
Imitación de Mario Santago & eso tiene que ser lo único que me queda, el aliento en el que escribo, - que no es algo corpóreo, que no se puede capitalizar- no es una mercancía romántica, es un vapor furioso, una necesidad de grito en las gargantas ((del diablo)) la circulación de los flujos entre nosotros, entre nuestros poros cubriéndose enteros, 1 danza de significados que cabalga sobre cueros del espacio remoto, el lugar donde las tumbas se descubren en sus rostros, divinos sacrilegios de labios -violados- por asalto: :atraco: semejantes a los jardines de otoño, siempre dudosos de abrirse al cielo, con la amenaza de ser callados //para siempre// con la lluvia de tus fluidos, todos líquido asfixiante, ::sexual-oval:: que no piensa en el agrado, solo en saciar el deseo de 1 barrio entero por explotar, invadir// ((contaminación fluctuante)) suspiro de pluvial -que desemboque- en el puerto de nuestros vientres, danzando lo escrito, traduciendo en micropartículas lo que no alcanzó a entender, el aliento en el que escribo. *PD acompaño con el texto y el poema un video musical, que por ahí tiene algo que ver......un estado...
...nadie me enseñó como sentir...
SNM
--------------------------Humildemente, Juan Scardanelli, (in)felizmente contaminado---------------contacto directo, sin tapa boca: juanmanuelpenino@yahoo.com.ar---------------------------------------------------------------
**(Publicado originalmente el 16/04/2020)
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