Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de octubre, 2022

Algunas consideraciones sobre lo que hago

Sacarse los miedos en un par de versos no funciona. Tal vez, solo Espronceda lo pudo hacer con su héroe siempre desafiante y romántico, de su poema que hoy sigue sonando como una de las cosas más perfectas que nos quedan. Y digo que nos quedan porque, por lo general, todo lo genial y grandioso se va degradando con el paso de los días, porque como dijera otro poeta español de antaño, las cosas fatalmente se terminan. Entonces sería bueno recordar y traer una vez más a escena a ese tipo de personajes de la literatura que dejaron sus miedos en el corazón de quien los escribía, en esa alquimia perfecta que, confieso, intento todas las semanas. Para eso exijo la presencia de algunas de estas creaturas, un espacio que podría ser cualquiera, y un tiempo que no va más allá de un hace instantes perpetuo. El resto se bifurca por donde más o menos quiere, con la premisa siempre intacta: los miedos se quedan con quien escribe. Pero, volviendo al principio, esa alquimia no me funciona ni un poquito

EL DIA PERFECTO

Estaba muy cansado de las malas citas, y de las buenas también. De la copia de malas ideas, y de las otras. Todo ese repertorio le parecía demasiado para otro día más, donde ya sabía de sobra que se iba a encontrar con la China y con Scardanelli, tal vez. O a lo mejor no le tocaría repetir al pie de la letra otro de esos días, porque tal vez era tiempo de soledad. Sí, esas horas perdidas que no servirían para nada en una biografía desautorizada, mucho menos en una oficial, de una vida que sentía densa pero inútil. No por nada en especial, solo porque esas horas sin hacer nada eran las que marcaban una manera de manifestarse en el mundo. La suya, la de El yo que dice Yo, la de un habitante del barrio Rivadavia, en el año que fuera y en la circunstancia que al viento norte le pintara, con sus restos emplumados de ese árbol que siempre arruina los días primaverales, acogotando las gargantas con su pelusa infernalmente alergiosa. Momento, ya estaba pasando algo, comenzaba a abandonar ese e

Una separación

Digamos que es tarde en cualquier lugar. -           En el barrio Rivadavia, eso de que en la misma esquina de siempre, ¿verdad? Digamos que no, que mejor el lugar no tenga nombres, y mucho menos apellidos de próceres que mejor no se hubieran molestado. -           ¿Pero eso ya no sería parte del “buen decir”? Digamos que tanto mejor todavía,   sabés que hubo una persona que una vez me dijo que me quería, pero después todo se transformó, el aura que habíamos creado se volvió uno de esos esqueletos deformados de Basquiat. -           Parece un acto de despecho, el tuyo. Digamos que podría funcionar así: una noche de miércoles primaveral, a la salida de cualquier esquina, me encuentro con la epifanía tanto tiempo buscada. Y resulta que no la puedo entender, y que me pongo ansioso, y que me doy cuenta que no la puedo disfrutar, y que cuando se hace lo suficientemente tarde, ya no está. -           Estás despechado. Digamos que perdí algo que pensé que en algún momento podí

Asesino

Y ahí estaba yo, completamente solo, y todo se había terminado. Era tarde para arrepentimientos, porque justamente arrepentirse es un movimiento que mira hacia el pasado, cuya utilidad es completamente obsoleta. Hablando en criollo, no sirve para un carajo. A lo mejor para algún cura o psicóloga, o para algún amigo que quiera escuchar la palabra de redención final de un arrepentido, atormentado por haber hecho algo incomprensible, violento, imperdonable para la sociedad y sus valores comunes. En otros tiempos, habría  marchado al destierro, fuera de la polis que conformaba el barrio Rivadavia, lo que significaba una pena máxima. Antes de ser alejado del fuego sagrado del hogar – y eso es más de romano – era preferible la muerte. Pero bastaría con el recuerdo sangriento del asesinato, un hecho traumático que persigue al ejecutor para toda una eternidad, que siempre es una, por desgracia. Bien, pero eso a lo mejor funciona en las películas, porque podía ser que la persona asesinada se lo